Y otra mas de Billy Wilder. La verdad es que no me esperaba mucho de esta película, pero lo cierto es que me ha decepcionado un poco. El tandem Jack Lemmon y Walter Mathau funciona (como siempre), pero la comedia que desprenden las escenas delante de mi... no me convencen. Me resulta todo un poco forzado, como si Wilder dijera, "otra más para la colección".

La película destaca en muchos aspectos, pero insisto en la idea de que los gags me resultan muy forzados, y es por ello que en conjunto no termina de convencerme.

El director de The Examiner es todo lo que se puede esperar de un director de la prensa: despiadado, frío, que solo mira por sus intereses y donde lo único que le importa en su vida es tener una exclusiva. No se cuentan mucho las historias de ambos protagonistas, aunque realmente no es muy necesario ya que la película cumple su función, entretener. Mathau, con su cara de intransigencia provoca que en cada escena en la que aparezca sea el autentico centro de todas las miradas, cuando Burns aparece, todos le obdecen. Es genial ver como un personaje se hace con el control y la dirección de las escenas sin decir ni una sola palabra, su mirada, su forma de gesticular y su inclinación de cabeza-sombrero, lo dice todo.

Hiddy es el típico periodista que se desvive por su trabajo, que lo disfruta, y que con la experiencia que tiene se ha convertido en todo un perro viejo. Además del aspecto profesional, parece que también tiene su corazoncito (difícil de creer si se tiene en cuenta el tipo de periodismo que hace) y decide dejarlo todo por la mujer que ama, o eso nos quiere hacer creer. Lemon ha nacido para hacer este tipo de papeles, en películas cómicas es el más grande.

Muchas veces nos olvidamos de lo difícil que es que los espectadores pierdan la noción del tiempo ante la película u obra que están viendo, es por eso que premio a este película con un 6 (y digo bien, premio, porque para mi se merece menos), y dejo esta nota a su favor... y puede ser que en la próxima estación le cambie la calificación.