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Voto de JACHi:
4
Drama. Romance
Jane Eyre (Virginia Bruce), una joven huérfana, es contratada como institutriz de Adele, una niña que es hija natural del señor de Edward Rochester (Colin Clive). El señor y la institutriz se enamoran, pero la esposa de él vive todavía. Dada la situación, Jane huye del castillo, pero regresa cuando se entera de que Rochester ha perdido la vista al intentar salvar a su mujer de un incendio. (FILMAFFINITY)
15 de febrero de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al fin lo he logrado. Me dije ‘Eh, no puedo verme todas y cada una de las películas que se han hecho sobre Jane Eyre... ¡sin leerme el libro!’ Y conociéndome como alguien de lectura aletargada, no puedo dejar de expresar entusiasmo al haber concluído la tarea de desentrañar concienzudamente a este importantísimo personaje.
Y aunque el nombre de C. Brontë suene menos en el imaginario colectivo de la gente que, por poner un ejemplo, el de Jane Austen, o que se cite como precursores de la literatura “feminista” a obras como ‘Casa de muñecas’ o ‘Una habitación propia’, yo desde aquí señalo a Jane Eyre como una figura mucho más reivindicable. Y lo digo tanto a nivel artístico, como más... político.
Veréis, todo lo que he visto (en cine, se entiende) basado en la prosa de Jane Austen me ha parecido de un romanticismo pegajoso y plomizo. Las EMMA y los ORGULLO Y PREJUICIO para mí siempre van de “La señorita McPicket no ha aceptado la invitación del señor Andrewtonn para tomar el té en Greenwood, ¡oh cómo se atreve!”. Básicamente. Líos y enredos aristocrático-burgueses, de gente que en vez de estudiar, formarse, hacer cosas por los demás, etc, lo único que les preocupa en la vida es seducir a damiselas y a caballeritos mediante juegos elegantemente sofisticados. Creo que es puro entretenimiento cortesano. Y a estas alturas, casposo.
Sin embargo, en JANE EYRE suceden cosas. Cosas atemporales, universales, comunes. Afianzamiento de la personalidad propia, madurez, lucha por la dignidad, gestión de los sentimientos, amor, desamor, nostalgia, pérdida... Y por supuesto, búsqueda de la felicidad. Y de la libertad. Porque, en efecto, Jane desea por encima de todo, decidir sobre su propio destino. Y no fastidéis, si en 1847 a una muchacha huérfana, sin propiedades ni título de ninguna clase, y ni tan siquiera belleza física se le ocurre decir al mundo ‘Quiero decidir por mí misma’, dejadme de Casas de muñecas y de Colores púrpura, porque Charlotte os lleva ventaja. Que Jane (ALERTA DE ‘spoiler’) rechace la propuesta de Rochester de ser su amante secreta a cambio de manutención y ciertas riquezas, cuando cualquier chica pobre del XIX habría visto tal proposición como una lotería, convierte a la invención de la Brontë en una auténtica mujer adelantada un siglo a su tiempo.
No me parece nada casual que tanto la obra que nos ocupa, como la perteneciente a la hermana de la autora, ‘Cumbres borrascosas’, sean las novelas con más versiones cinematográficas que hay. No se centran en un hecho, en un acontecimiento aislado... No. Se centran en UN personaje. Un personaje que siente, que reflexiona, que tiene problemas, que tiene dudas... que es real. Y la naturaleza del ser humano es empática. Deseamos que otros comprendan y compartan nuestras alegrías, pero sobre todo nuestros pesares. E inconscientemente, somos capaces de asimilar los de otras personas. Nos ayuda a sufrir menos. Por eso mucha gente ríe cuando a alguien le ocurre algo gracioso en la pantalla. Y por eso, mucha gente llora cuando ve sufrir a otros en la pantalla. Sencillo, ¿no? Somos sensibles. Mucho más sensibles a que una pobre niña sin padres sea maltratada por familiares crueles y por instituciones frías, que a la Señorita Bennet siendo desairada por el Señor Darcy en el transcurso de una velada en Derbyshire.
En ‘spoiler’, os hablo de cada una de las versiones del libro llevadas al cine (empieza aquí por espacio):
1934__La más floja, principalmente por temas presupuestarios. El elenco lo formaban actores abocados casi siempre a la serie B, y en definitiva, se trata de una producción muy menor, de poca talla y profundidad. Pero se trata de la primera vez que la novela es llevada a la gran pantalla de manera “oficial” (según parece, existen versiones mudas difícilmente encontrables), de modo que es grato el intento.
1943__Bajo el título en español de ALMA REBELDE, contaba con las grandes estrellas Joan Fontaine y Orson Welles, y el guión nada menos que de Aldous Huxley. Posee una fotografía en blanco y negro maravillosa, oscura y poética, y una dirección excepcional. Pese a durar poco más de hora y media (y por tanto, verse obligada a saltarse pasajes importantes de la novela), yo la considero mi preferida. Es todo un clásico del cine.
1970__Esta es una TV movie cuya mayor virtud es la contar en su reparto con el gran George C. Scott haciendo de Rochester, y también de ser la primera versión en color (y también la primera en producirse en el Reino Unido), aunque no es demasiado destacable en otros aspectos. Aquí, Jane era encarnada por Susannah York, a quien vimos sufrir (más) penalidades en DANZAD, DANZAD MALDITOS.
1973__Aunque no cuente con ficha en ‘filmaffinity’, esta mini-serie producida por la BBC me ha resultado muy interesante. Es bastante respetuosa al texto literal, hasta el punto de que los pensamientos de Jane son plasmados en las escenas en tiempo real, entremezclados con los diálogos. A nivel de presupuesto, todavía nos hallamos ante una producción humilde, en la cual los intérpretes británicos (y por tanto, eficaces) Sorcha Cusack y Michael Jayston no brillan, pero sí cumplen.
1983__De nuevo una serie de la BBC, esta vez, con Timothy Dalton (quien participó en otra película “Brontë”, al ser HeathCliff en la CUMBRES BORRASCOSAS de 1970). Aquí tenemos una teleserie muy disfrutable dividida en once episodios (que podréis encontrar en ‘youtube’, por cierto), en la que yo rescato el hecho de ser la primera versión que es fiel en un detalle importante y hasta ahora ignorado, conforme a la versión impresa. Y es que la actriz Zelah Clarke (desconocida fuera de la pequeña pantalla anglosajona) es la primera Jane Eyre que NO ES GUAPA. A ver, la pobre tampoco es que sea un callo malayo, pero desde luego la novela hace hincapié reiteradamente en que la joven no destaca por su hermosura facial exterior, aunque sí dice que posee “algo” enigmático o incluso mágico en su expresión, que la hace especial.
Y aunque el nombre de C. Brontë suene menos en el imaginario colectivo de la gente que, por poner un ejemplo, el de Jane Austen, o que se cite como precursores de la literatura “feminista” a obras como ‘Casa de muñecas’ o ‘Una habitación propia’, yo desde aquí señalo a Jane Eyre como una figura mucho más reivindicable. Y lo digo tanto a nivel artístico, como más... político.
Veréis, todo lo que he visto (en cine, se entiende) basado en la prosa de Jane Austen me ha parecido de un romanticismo pegajoso y plomizo. Las EMMA y los ORGULLO Y PREJUICIO para mí siempre van de “La señorita McPicket no ha aceptado la invitación del señor Andrewtonn para tomar el té en Greenwood, ¡oh cómo se atreve!”. Básicamente. Líos y enredos aristocrático-burgueses, de gente que en vez de estudiar, formarse, hacer cosas por los demás, etc, lo único que les preocupa en la vida es seducir a damiselas y a caballeritos mediante juegos elegantemente sofisticados. Creo que es puro entretenimiento cortesano. Y a estas alturas, casposo.
Sin embargo, en JANE EYRE suceden cosas. Cosas atemporales, universales, comunes. Afianzamiento de la personalidad propia, madurez, lucha por la dignidad, gestión de los sentimientos, amor, desamor, nostalgia, pérdida... Y por supuesto, búsqueda de la felicidad. Y de la libertad. Porque, en efecto, Jane desea por encima de todo, decidir sobre su propio destino. Y no fastidéis, si en 1847 a una muchacha huérfana, sin propiedades ni título de ninguna clase, y ni tan siquiera belleza física se le ocurre decir al mundo ‘Quiero decidir por mí misma’, dejadme de Casas de muñecas y de Colores púrpura, porque Charlotte os lleva ventaja. Que Jane (ALERTA DE ‘spoiler’) rechace la propuesta de Rochester de ser su amante secreta a cambio de manutención y ciertas riquezas, cuando cualquier chica pobre del XIX habría visto tal proposición como una lotería, convierte a la invención de la Brontë en una auténtica mujer adelantada un siglo a su tiempo.
No me parece nada casual que tanto la obra que nos ocupa, como la perteneciente a la hermana de la autora, ‘Cumbres borrascosas’, sean las novelas con más versiones cinematográficas que hay. No se centran en un hecho, en un acontecimiento aislado... No. Se centran en UN personaje. Un personaje que siente, que reflexiona, que tiene problemas, que tiene dudas... que es real. Y la naturaleza del ser humano es empática. Deseamos que otros comprendan y compartan nuestras alegrías, pero sobre todo nuestros pesares. E inconscientemente, somos capaces de asimilar los de otras personas. Nos ayuda a sufrir menos. Por eso mucha gente ríe cuando a alguien le ocurre algo gracioso en la pantalla. Y por eso, mucha gente llora cuando ve sufrir a otros en la pantalla. Sencillo, ¿no? Somos sensibles. Mucho más sensibles a que una pobre niña sin padres sea maltratada por familiares crueles y por instituciones frías, que a la Señorita Bennet siendo desairada por el Señor Darcy en el transcurso de una velada en Derbyshire.
En ‘spoiler’, os hablo de cada una de las versiones del libro llevadas al cine (empieza aquí por espacio):
1934__La más floja, principalmente por temas presupuestarios. El elenco lo formaban actores abocados casi siempre a la serie B, y en definitiva, se trata de una producción muy menor, de poca talla y profundidad. Pero se trata de la primera vez que la novela es llevada a la gran pantalla de manera “oficial” (según parece, existen versiones mudas difícilmente encontrables), de modo que es grato el intento.
1943__Bajo el título en español de ALMA REBELDE, contaba con las grandes estrellas Joan Fontaine y Orson Welles, y el guión nada menos que de Aldous Huxley. Posee una fotografía en blanco y negro maravillosa, oscura y poética, y una dirección excepcional. Pese a durar poco más de hora y media (y por tanto, verse obligada a saltarse pasajes importantes de la novela), yo la considero mi preferida. Es todo un clásico del cine.
1970__Esta es una TV movie cuya mayor virtud es la contar en su reparto con el gran George C. Scott haciendo de Rochester, y también de ser la primera versión en color (y también la primera en producirse en el Reino Unido), aunque no es demasiado destacable en otros aspectos. Aquí, Jane era encarnada por Susannah York, a quien vimos sufrir (más) penalidades en DANZAD, DANZAD MALDITOS.
1973__Aunque no cuente con ficha en ‘filmaffinity’, esta mini-serie producida por la BBC me ha resultado muy interesante. Es bastante respetuosa al texto literal, hasta el punto de que los pensamientos de Jane son plasmados en las escenas en tiempo real, entremezclados con los diálogos. A nivel de presupuesto, todavía nos hallamos ante una producción humilde, en la cual los intérpretes británicos (y por tanto, eficaces) Sorcha Cusack y Michael Jayston no brillan, pero sí cumplen.
1983__De nuevo una serie de la BBC, esta vez, con Timothy Dalton (quien participó en otra película “Brontë”, al ser HeathCliff en la CUMBRES BORRASCOSAS de 1970). Aquí tenemos una teleserie muy disfrutable dividida en once episodios (que podréis encontrar en ‘youtube’, por cierto), en la que yo rescato el hecho de ser la primera versión que es fiel en un detalle importante y hasta ahora ignorado, conforme a la versión impresa. Y es que la actriz Zelah Clarke (desconocida fuera de la pequeña pantalla anglosajona) es la primera Jane Eyre que NO ES GUAPA. A ver, la pobre tampoco es que sea un callo malayo, pero desde luego la novela hace hincapié reiteradamente en que la joven no destaca por su hermosura facial exterior, aunque sí dice que posee “algo” enigmático o incluso mágico en su expresión, que la hace especial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
1996__Y llegamos al primer conflicto. Yo diría que esta, la de Franco Zeffirelli, ha debido ser la más ambiciosa de las traslaciones de Jane Eyre al celuloide, la más coreada en cualquier caso. Y naturalmente, también es la más comercial (palabreja que no me hace gracia, pero facilita que se comprenda lo que quiero decir). Quizás sea la más interesante para obsequiar a un espectro de público más amplio, pero lo que es a mí, es de las que más frío me dejan. Charlotte Gainsbourg y sobre todo William Hurt no me parecen buenos actores. Y de dos actores mediocres e inexpresivos, lo que sale es un supuesto romance extremadamente distante y poco creíble. Vamos, lo que se dice “carente de química”. Por eso esta versión, para los puristas de la novela, la considero poco recomendable.
1997__Curiosamente, la menos apreciada (según puntuaciones) y, cómo no, la que yo proclamo como más fiel, tanto al texto como al espíritu de la obra. Los dos protagonistas, Deborah Findlay y Ciarán Hinds (¡sí, el Rey más allá del Muro!) se complementan a la perfección. A pesar de ser más o menos corta, es de las pocas que se toma la molestia de mencionar al primo de Jane Eyre, el siniestro (al menos para mí) John Rivers. Y lo que es más crucial, es casi la única que hace verdadero énfasis en la vocación de Jane de permanecer libre e independiente, pese a la feroz presión pasional que ejerce sobre ella su enamorado Edward Rochester. Y es que esto es lo que hace a este telefilm diferencial. No se trata de romanticismo, únicamente. Y Robert Young lo ha sabido plasmar con finura y sensibilidad, cosa que aplaudo.
2006__Al durar más de tres horas, esta nueva mini-serie (BBC, otra vez) tiene tiempo de relatar todos los hechos narrados en la publicación, e incluso de regodearse en detalles dados por supuestos en el libro. Eso está bien, pero para mi gusto el desarrollo de esta, la última JANE EYRE televisiva, me parece lento y falto de interés. Es demasiado sutil, muchas veces, demasiado contemplativa. Pero no me malinterpretéis, creo que es una buena serie, y una buena versión.
2011__De nuevo al cine grande, y de nuevo una más que aceptable interpretación. Plagada eso sí de modernuras -sobre todo, estéticas- que hacen hervir mi sangre cinéfila (saltos en el tiempo, cámara al hombro, expresiones verbales demasiado atrevidas para aquella época...). Y lo peor, dos protagonistas que en verdad, son bellos (por favor, de acuerdo que Fassbender tenga buen cabezón, pero sigue siendo oficialmente un galán). Y os explicaré: lo que yo he sacado del idilio de estos dos personajes estriba precisamente en que encuentran en el otro una cosa muy particular que les une. Ambos están acomplejados. Ninguno de los dos es físicamente atrayente, y por eso Rochester cree que si una hembra manifiesta interés por él, lo hará por cuestiones puramente económicas dada su gran fortuna; mientras que Jane jamás ha recibido halago alguno por parte del sexo opuesto, amargándole un poquito el carácter. Pues bien, cuando estos dos espíritus atormentados convergen, su unión tiene gran éxito debido a que están seguros de la sinceridad de los sentimientos del otro: ni a Jane interesa lo más mínimo el dinero de Edward, ni a Edward la belleza externa de la que Jane adolece. Ambos se han enamorado del alma del otro. Por eso, es importante colocar a dos actores que no sean del todo atractivos. Y la peli de Fukunaga tropieza en eso, aunque salve el tipo en casi todo lo demás, la verdad sea dicha.
Y os remato esta historia con las tres sentencias que más me han impactado de entre todas estas maravillosas filmaciones. Las dos primeras, de la versión de 1997 para televisión, y la última de ALMA REBELDE (1943):
- Soy un ser libre.
- No Jane, vete de mi lado antes de que me acostumbre a ti.
- Dejaría que me cortaran un brazo con tal de que alguien me quisiera.
Tal es la fuerza. Tal es la necesidad de amor en la vida.
1997__Curiosamente, la menos apreciada (según puntuaciones) y, cómo no, la que yo proclamo como más fiel, tanto al texto como al espíritu de la obra. Los dos protagonistas, Deborah Findlay y Ciarán Hinds (¡sí, el Rey más allá del Muro!) se complementan a la perfección. A pesar de ser más o menos corta, es de las pocas que se toma la molestia de mencionar al primo de Jane Eyre, el siniestro (al menos para mí) John Rivers. Y lo que es más crucial, es casi la única que hace verdadero énfasis en la vocación de Jane de permanecer libre e independiente, pese a la feroz presión pasional que ejerce sobre ella su enamorado Edward Rochester. Y es que esto es lo que hace a este telefilm diferencial. No se trata de romanticismo, únicamente. Y Robert Young lo ha sabido plasmar con finura y sensibilidad, cosa que aplaudo.
2006__Al durar más de tres horas, esta nueva mini-serie (BBC, otra vez) tiene tiempo de relatar todos los hechos narrados en la publicación, e incluso de regodearse en detalles dados por supuestos en el libro. Eso está bien, pero para mi gusto el desarrollo de esta, la última JANE EYRE televisiva, me parece lento y falto de interés. Es demasiado sutil, muchas veces, demasiado contemplativa. Pero no me malinterpretéis, creo que es una buena serie, y una buena versión.
2011__De nuevo al cine grande, y de nuevo una más que aceptable interpretación. Plagada eso sí de modernuras -sobre todo, estéticas- que hacen hervir mi sangre cinéfila (saltos en el tiempo, cámara al hombro, expresiones verbales demasiado atrevidas para aquella época...). Y lo peor, dos protagonistas que en verdad, son bellos (por favor, de acuerdo que Fassbender tenga buen cabezón, pero sigue siendo oficialmente un galán). Y os explicaré: lo que yo he sacado del idilio de estos dos personajes estriba precisamente en que encuentran en el otro una cosa muy particular que les une. Ambos están acomplejados. Ninguno de los dos es físicamente atrayente, y por eso Rochester cree que si una hembra manifiesta interés por él, lo hará por cuestiones puramente económicas dada su gran fortuna; mientras que Jane jamás ha recibido halago alguno por parte del sexo opuesto, amargándole un poquito el carácter. Pues bien, cuando estos dos espíritus atormentados convergen, su unión tiene gran éxito debido a que están seguros de la sinceridad de los sentimientos del otro: ni a Jane interesa lo más mínimo el dinero de Edward, ni a Edward la belleza externa de la que Jane adolece. Ambos se han enamorado del alma del otro. Por eso, es importante colocar a dos actores que no sean del todo atractivos. Y la peli de Fukunaga tropieza en eso, aunque salve el tipo en casi todo lo demás, la verdad sea dicha.
Y os remato esta historia con las tres sentencias que más me han impactado de entre todas estas maravillosas filmaciones. Las dos primeras, de la versión de 1997 para televisión, y la última de ALMA REBELDE (1943):
- Soy un ser libre.
- No Jane, vete de mi lado antes de que me acostumbre a ti.
- Dejaría que me cortaran un brazo con tal de que alguien me quisiera.
Tal es la fuerza. Tal es la necesidad de amor en la vida.