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España España · Madrid
Voto de jokinr:
7
Ciencia ficción. Romance. Drama En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Her” es una película que vendría muy a propósito en una escuela de cine para teorizar sobre la esencia del arte cinematográfico, una disciplina creativa en la que se utiliza tanto la imagen como el sonido, y dentro de este último, el diálogo, la voz; y cerrando un poco más el ámbito sonoro la voz en off. Sobre ésta se ha discutido mucho y se discutirá probablemente mucho más. La cuestión principal del debate gira en torno a su “status” y a su uso y/o abuso en el seno de una forma de expresión estética que, aun definiéndose como audiovisual, puede sobrevivir sin audio, pero nunca sin imagen. Spike Jonze, valiéndose de un personaje que sólo tiene voz, que es pura voz (como en aquel episodio titulado “La voz humana” de “El amor” de Rossellini), y casi pura voz en of, pone a prueba la pertinencia de esta cuestión, y con ella la de la naturaleza del cine. Samantha, el sistema operativo informático protagonista de esta cinta, en la estela del inolvidable Hal 9000 de “2001, una odisea del espacio”, supera (por decirlo de alguna manera) a éste en que ni siquiera posee una fisicidad en la que poder ubicar una voz, un espíritu; Samantha carece de esos ojos rojos que todo lo ven (el ojo de Samantha es la cámara del móvil de su enamorado Theodore, es un ojo ajeno), y tampoco dispone de esas cápsulas que le daban vida a Hal. De hecho, éste podía morir porque disponía de un cuerpo, y de hecho muere, su voz de apaga cuando el cuerpo es desconectado poco a poco de su fuente de energía, de su fuente vital; Samantha es otra cosa; es pura voz (es puro espíritu); no tiene cuerpo propio; solamente está “alojada” en los aparatos informáticos del otro protagonista, Theodore; y de hecho no muere, sino que se aloja finalmente en una esfera ideal, en un más allá informático. ¿Pero puede una voz, una mera voz, protagonizar un filme? Quiero decir protagonizarlo en tanto voz, en tanto carente de imagen, en tanto espíritu incapaz de ser mostrado al espectador de alguna manera. Jonze, a diferencia de Kubrick (y al igual que Rossellini), nos hace vivir cinematográficamente la experiencia de Samantha sin darnos una expresión “cinética” de la misma, sin ser expresada en imágenes; todo (o casi todo) se resuelve con el diálogo, tanto la relación con su enamorado Theodore, como con el resto de los protagonistas. Ni siquiera la toma de un cuerpo prestado (esa chica que se presta a intermediar entre Samantha y Theodore) es en realidad una encarnación del sistema operativo: es otro personaje más, no es Samantha. Y aquí reside la cuestión, aquí encontramos (a mi juicio) el gran error del filme, un error profundo sobre la concepción que tiene esta película de lo que es el cine, una visión equivocada de cuál es la esencia del arte cinematográfico, algo en lo que no cayó, ni mucho menos, Kubrick (sí don Roberto). De este error parte el hecho de que una historia tan interesante como la de “Her” se nos quede físicamente (visualmente, plásticamente, cinematográficamente en suma) corta, y como respondiendo al propio espíritu platónico de la historia de amor, colgada en ese mundo lejano e inaccesible de las ideas, sin terminar de descender al espacio terrenal, físico, espacio en el que toman cuerpo aquéllas para ser aprehendidas y disfrutadas plenamente por los mortales.
jokinr
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