La sangre de Everly se confunde con la de decenas de muertos repartidos por todo el piso en donde lleva enclaustrada cuatro años. Con una violencia extremadamente oriental, Joe Lynch nos ofrece esta ligera (por duración) película bastante digna y entretenida, con algunas escenas rayanas en el gore y otras en la comedia más certera.

Salma Hayek se centra en la acción, luciendo un físico envidiable y una soltura nada desdeñable. La corte de secundarios, asesinos y asesinas que buscan una recompensa, es original y catapultan la dinámica hacia la superación de un personaje por otro. Falla quizá el antagonista, ese mafioso japonés vengativo y obcecado, cuyo desenlace no sea tal vez el más adecuado, pero que en todo caso no desmerece el contenido global de la película.

Pasable para una hora y media sin nada mejor que hacer que ver a la Hayek embadurnada de sangre y disparando todas las armas que va encontrando a su paso. No recomendable para perros adictos a ir a buscar la pelotita cuando se la lanzan.