Sigo abrumado por la calidad y originalidad de Charlie Brooker. Este es, de todos, el que más me ha gustado.

Seguramente debido a que odio con todas mis fuerzas posibles la "telebasura". Cada vez conozco a más personas que la disfrutan y la defienden. Muchos aducen que después del duro trabajo diario quieren llegar a casa y ver algo que no requiera pensar demasiado. Algunos concluyen que si es lo que la gente quiere, que si da audiencia y que si vivimos en un mundo feliz en que nadie nos puede arrebatar la libertad de elegir lo que hacemos, pues ya está, ahí debe estar.

Sin embargo yo me rebelo. Acérrimo opositor a todo este "atocinamiento mental" de una sociedad estúpida, neciamente sobretecnologizada y terminalmente herida de deshumanización. Una sociedad que asume diariamente que nuestra educación, nuestro criterio, nuestros sentimientos y personalidad deben ser juzgados, expuestos y dirigidos borregamente por el interés económico de uno cualquiera que trabaja en la televisión.

Si tienes alergia a la telebasura, aunque no sea en su grado sumo, como yo, te gustará este capítulo.