Acción y tensión a raudales a la que no se le debe dar una gran coherencia si queremos disfrutar. ‘Golpe de estado’ supone un ameno entretenimiento de 100 minutos donde las motivaciones se diluyen víctima de un thriller sin espíritu pero con músculo, fibra y emoción.

John Erick Dowdle, autor de ‘Así en la Tierra como en el infierno’ o ‘Quarantine’ (la versión norteamericana de ‘Rec’), presenta ‘Golpe de estado’ un thriller muy solvente que va directamente al grano y que tiene un irónico e interesante final. Protagonizada por Owen Wilson, Lake Bell y la presencia de Pierce Brosnan la película narra como una familia estadounidense se traslada a vivir a un país asiático (aunque no lo mencionan se ha rodado en Tailandia) por motivos laborales del cabeza de familia: es un alto cargo de una empresa potabilizadora de agua. Simultáneamente al traslado en dicho país asiático se produce un golpe de estado que hará tambalearse al país y que tendrá a los extranjeros -invasores- en el epicentro del mismo. De buenas a primeras los extranjeros -entre los que se encuentra nuestra familia protagonista- que habitan los hoteles son atacados y asesinados a sangre fría, teniendo que huir la familia y entrar el un laberinto del minotauro que componen las estrechas calles de la ciudad. Una lucha por la supervivencia ante unos golpistas que buscan una caza mayor.

El film interesa ciertamente desde el principio, y antes de palpar como John Erick Dowdle con guion propio y de Drew Dowdle no se preocupará lo más mínimo (una peregrina explicación de 40 segundos aproximadamente para ser exactos) por las motivaciones de los golpistas, sientes angustia y empatía por los personajes. Ya expuestas las cartas sobre la mesa de lo que vamos a presenciar, el espectador comienza a dejar de sufrir y a disfrutar por las rocambolescas y extenuantes situaciones que nos plantean: practicar lanzamiento de hijos, camuflaje o unas frenéticas carreras delante de unos alborotados golpistas de ojos inyectados en rabiosa sangre. Todo ello acompañado de la tensa banda sonora que tanto Marco Beltrami como Buck Sanders (de su escuela) crean para la ocasión.

Curioso secundario el interpretado por Pierce Brosnan, más desaliñado y sucio de lo normal, su aparición se espera con ganas y es previsible. Owen Wilson está correcto en un papel dramático, alejado así de sus más frecuentes papeles cómicos.

Tiene momentos muy logrados y el final, irónico y tenso, es uno de sus puntos álgidos. Entretenida para contemplar con encefalograma plano.

Lo peor: Su elevado ritmo y tensión. Visionado ameno.
Lo peor: Que ni por un segundo valoremos ni se juzgue por qué hacen lo que hacen: No te da tiempo.

Valoración:
Banda sonora: 6
Fotografía: 6
Interpretación: 5,5
Dirección: 5,5
Guion: 4,5
Satisfacción: 7
NOTA FINAL: 5,75

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