Brillante, excesiva, impulsiva y derrochadora de sensaciones. Así es 'Mommy', la última película del niño prodigio del cine mundial que una semana después de su estreno en Madrid y Barcelona, llega a ciudades como Zaragoza.

El joven canadiense Xavier Dolan presenta con tan solo 25 años su quinto largometraje, film con el que obtuvo el premio del público en el pasado festival de Cannes. Lo más sorprendente es que Dolan es todo un recolector de premios y reconocimientos; record de precocidad desde que dirigió y escribió su primer proyecto en 2009, 'Yo maté a mi madre', película que firma con tan solo 19 años y la cual confesó escribir a los 16 mezclando vivencias personales y partes de ficción.

En 'Mommy' demuestra una vez más que debe centrarse detrás de la cámara –sus dos mejores trabajos tiene en común su dedicación exclusiva como director– pero también que probablemente nos encontremos ante un auténtico genio en la dirección cinematográfica, comparable con el Almodóvar de sus orígenes. Dolan en 'Mommy' nos muestra una fresca e imperfecta cinta sobre la soledad, la marginación, la incomprensión y la amargura. Una película notable, briosa, prepotente, arriesgada. Definición válida tanto para su creador como para su cine. En ella nos trasladamos a una Canadá irreal en la que existe una ley por la que una madre o padre puede entregar a su hijo a un centro especializado para su cuidado y sin tribunal médico cuando sea incapaz de ocuparse de la educación de su hijo. Una vez contextualizado, el film se ubica en el momento en el que Diane "Die" Després recoge a su hijo de un centro de menores en el que se encontraba ingresado por mal comportamiento, teniendo que asumir a regañadientes su educación. Steve -quien padece ADHD- es un joven impulsivo, violento y de difícil trato y deberá aprender a convivir con su madre y a diario en un barrio cualquiera.

Visualmente la película es muy llamativa. Desde su realización utilizando únicamente una parte del ancho de pantalla al seguimiento que la cámara realiza de los protagonistas, imprimiendo una sensación de angustia y asfixia que se traslada al espectador. Dolan es un auténtico maestro en plantear situaciones donde el amor es irradiado pero donde la propia radiación es capaz de matar. Un símil químico que encaja con lo corrosivo de su cine. En 'Mommy' podemos comprobar como su director se atreve con todo: Desde jugar con el color, el ancho de la imagen como decía, la iluminación, los planos contraplanos, la música...Todos nos trasladamos a su universo.

La película no obstante no se sustenta únicamente en las dotes provocativas en la dirección de Dolan, sino en una historia potente que perturba y angustia al espectador, que nos lleva del odio a la ternura; y por supuesto también en la destacada labor interpretativa del trío protagonista. Anne Dorval (actriz fetiche de Xavier Dolan) destaca levemente por encima de sus dos destacados compañeros, Antoine-Olivier Pilon y Suzanne Clément, quienes conformar un triunvirato en pantalla con muchos matices y aristas.
Sin duda el enfant terrible canadiense nos enseña una vez más que, a pesar de ser ninguneado por la academia de Hollywood (‘Mommy’ no ha sido preseleccionada ni siquiera entre las nueve películas finalistas en la categoría de película de habla no inglesa), es un realizador al que hay que seguir muy de cerca.

Lo mejor: La grandeza de quien canaliza la falta de disciplina y homogeneidad en un producto angustioso y conmovedor.
Lo peor: En ocasiones denota estar gustándose demasiado, rozando la pedantería.

Valoración:
Banda sonora: 7
Fotografía: 7
Interpretaciones: 8,5
Guion: 7,5
Dirección: 9
Satisfacción: 9
NOTA FINAL: 8

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