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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama En 2010, las mujeres que integran una colonia religiosa tratan de reconciliarse con la fe tras haber sufrido una serie de agresiones sexuales. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sarah Polley es una actriz interesante (“Mi vida sin mí” de Isabel Coixet) y una directora de cine correcta con alguna película interesante como “Lejos de ella” (2006). “Ellas hablan” me deja cierta sensación de oportunidad perdida. No porque sea un mal film, que desde luego que no lo es, sino porque sus intenciones son tan loables y la temática que baraja es tan necesaria y certera que… acaba sabiendo a demasiados a poco y a demasiados lugares comunes excesivamente reiterados y subrayados a lo largo del film.

Potente en su apuesta visual, con una fotografía decolorada y muy rural de Luc Montpellier, Sarah Polley firma también el guión de la cinta adaptando la novela de Miriam Toews para contarnos una historia de rebelión y sororidad femenina que debería hacernos vibrar, pero que finalmente no lo acaba consiguiendo. El relato nos sitúa en una colonia perdida en mitad de un inmenso campo donde, quienes la habitan, profesan algún tipo de fundamentalismo religioso tipo amish, alejados de cualquier tecnología moderna, viviendo según unas pautas ancestrales y dentro de un férreo patriarcado donde a las mujeres se las mantiene analfabetas de por vida, sólo están al servicio de sus maridos e hijos y además se ven obligadas a soportar todo tipo de vejaciones y agresiones sexuales que siempre quedan impunes.

Ante tamaña tesitura inhumana, la película se desarrolla íntegramente casi en el único espacio de un granero donde se produce una asamblea de las mujeres para decidir qué opción tomar: seguir como están sin hacer nada, quedarse en la colonia y responder con violencia, o bien irse y dejar a los hombres y su irrespirable patriarcado atrás. A lo largo de su metraje, cada una de ellas irá rebelando sus ideas al respecto y con ellas su personalidad.

Sobre el papel, la idea resulta colosal y sin embargo nunca acaba de emocionar ni logra trascender en mi mente ni en mi corazón. A pesar del festival interpretativo de algunas de las mejores actrices que existen en el cine contemporáneo: desde una siempre fascinante y a la que idolatro Rooney Mara hasta la portentosa Jessie Buckley, pasando por una magnífica Claire Foy o la diosa Frances McDormand en un papel demasiado secundario para lo que ella derrocha.

Tampoco la magnífica música original de Hildur Guonadóttir, probablemente lo mejor de la cinta, eleva los momentos de tensión hasta encogernos el corazón, como no lo hacen algunas de las sabias y certeras reflexiones que se van ofreciendo a lo largo de su metraje, quizás excesivo para lo que había que contar en sus 104 minutos.
Sergio Berbel
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