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Voto de Sergio Berbel:
8
Comedia David Shayne es un autor teatral fracasado que, por fin, consigue financiación para una de sus obras. Pero a cambio tiene que aceptar una condición: darle un papel secundario a Olive, la incompetente novia del productor, el gángster Nick Valenti. Olive acude a los ensayos acompañada de su guardaespaldas Cheek, que, lejos de limitarse a vigilarla, se permite sugerir cambios para mejorar la obra. A fuerza de ceder a los consejos de Cheek, ... [+]
12 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia propia de la etapa creativa de los años 90 en la filmografía de Woody Allen, “Balas sobre Broadway” conjunta algunos de los lugares comunes y filias del genio neoyorquino. Su fascinación por los años 20, por el cine clásico, por los gángsters, por los artistas, por las infidelidades, por los amores imposibles, por la muerte, por la impostura intelectual… Todo ello está barajado sobre la mesa por un Allen que quiere homenajear de forma expresa el cine en torno a la Ley Seca y lo logra de forma al menos interesante.

A pesar de quedar muy lejos de ser una de sus obras maestras, la historia de un dramaturgo empeñado en dirigir su propia obra teatral, para lo que tiene que asumir como actriz a la amante del mafioso que va a poner el dinero para que la función sea posible, es un vistazo sarcástico pero a la par luminoso al mundo del teatro.

Pero, sin duda, lo que más refulge de la función es la relación del autor con la actriz estrella de la obra, un trasunto de la Norma Desmond de “El crepúsculo de los dioses” de Billy Wilder, una vieja gloria pagada de sí misma, ensimismada en su egocentrismo, ajena a que su tiempo ya ha pasado, que borda interpretativamente la gran Dianne Wiest (incluso haciendo más ronca su voz para impostar aún más la falsedad de su personaje, motivo por el que resulta imprescindible ver esta cinta en VO). Era de justicia que ese año el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria fuera para ella como ocurrió.

Pero los ensayos depararán muchas sorpresas y algunos líos inesperados, donde cobra vida e importancia el personaje del gángster interpretado por un siempre eficiente Chazz Palminteri, que acabará siendo mano derecha del dramaturgo, encarnado por John Cusack como acertado alter ego del propio Woody Allen.

Una excelsa fotografía de Carlo Di Palma, imprescindible en el cine del Allen de los 90, sabe recoger a la perfección los dorados y cálidos colores de los felices años 20 para una película que, en un tono ligero de comedia, reflexiona profundamente sobre la creación artística, sus esclavitudes, sus miserias y sus mentiras. Una ácida visión del mundo del arte cargada de esa imprescindible misantropía que Allen siempre nos regala y por la que lo adoro como lo adoro.

Una película, además, que se deja contagiar por el cine sobre la mafia de época que tanto idolatramos el autor y yo y se permite desarrollar escenas en un solo plano con movimiento de cámara, en homenaje expreso a tantas obras maestras mafiosas que en el cine han sido.
Sergio Berbel
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