Película interesante cuyo punto fuerte radica en la recreación de ambientes y en la construcción de personajes, especialmente las intimidades de los dos protagonistas masculinos, dentro de un conjunto bastante pesimista que describe un universo repleto de fracasados, resentidos, ambiciosos, déspotas y corruptos. La composición de Brody es especialmente afortunada; da vida a un detective cuyo caso más importante es su propia vida personal.
La resolución de la trama es intencionadamente ambigua, de modo que cualquiera de las posibilidades que baraja el investigador pueden dar solución al caso que se plantea. Que cada espectador saque sus conclusiones.
Pero la película tiene un problema: como cine negro no está a la misma altura porque es demasiado larga, con un ritmo muy irregular y, sobre todo, parte de un planteamiento bastante poco creíble: que un detective como el que la protagoniza pueda verse involucrado en una historia de tan altos vuelos como la que narra. Al menos, yo no me la creo.