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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
1
Intriga. Drama 1 de septiembre de 2001. Elliot (Nick Nolte), un agente de la CIA que posee una información vital sobre el futuro inmediato del mundo, desaparece de repente con la intención de buscar a su hija (Sara Forestier), a la que abandonó diez años antes. Irene (Juliette Binoche), una antigua amiga, y David (Tom Riley), su hijo adoptivo, le ayudarán a encontrarla. Pero inesperadamente, se cruza en sus vidas Guillermo Pound (John Turturro), un ... [+]
4 de octubre de 2008
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es lo que dice la carátula del DVD: “1 de septiembre de 2001. Elliot, un agente de la CIA posee una información crucial sobre el futuro inmediato del mundo, y días antes del 11 de septiembre desaparece. Desde ese momento, decide reunir a su hija Orlando, a la que había abandonado diez años antes, y a su hijo adoptivo David. Irene, una vieja amiga, le ayudará a reencontrarse con ellos. Pero nadie contaba con que apareciese William Pound, un asesino sin escrúpulos…”
Esto es lo que a mí me parece: “Algún día después del 11-S. Un jeta –por Santiago Amigorena atiende el pájaro-, secundado por una Juliette Binoche que ha pasado del Azul a un negro, negrísimo; por un fugaz Nick Nolte arrebatado de corticoides y de un rubio platino que espanta; y por un John Turturro desatado, desbarrando a lo Jesús Quintana, pero sin hacer ni puta gracia, deciden echarle morro al asunto y presentar esta borregada como un sesudo ejercicio reflexivo. Hay que aprovechar el tirón del 11 de Septiembre. Es el quinto aniversario. Además, compite en la sección oficial de Cannes."
He leído en alguna crítica que se trata de una película desconcertante. Que Kiko Rivera cambie de novia cada cuatro días es desconcertante; esta película es simple y llanamente purrela, con todas las letras y en mayúsculas. Luce todos los defectos del mal cine francés, y ninguna de las virtudes del bueno. Al comienzo, no tienes muy claro si los diálogos parecen estúpidos pero en realidad son inteligentes, o si parecen inteligentes pero en realidad son estúpidos. Al cuarto de hora las dudas se disipan: parecen estúpidos, pero en realidad son imbéciles. Algunos se piensan que el interés de una película puede sustentarse exclusivamente en los diálogos. Para eso hay que contar con un guionista. A Mankiewicz o a Wilder les daba resultado, pero no es el caso ¿verdad? Este coñazo insufrible, a lo Eric Rohmer, pero sin la menor inspiración, pasado por el psicoanálisis barato y la deconstrucción de personajes más barriobajera, es el mayor canto a la pedantería que he visto en años. Ni siquiera los aspectos técnicos se salvan: banda sonora casi inexistente, planificación anodina, fotografía insulsa… si hasta Venecia y París lucen menos que Villamindundi. En fin, una pena. A lo mejor es que las luces estaban a la altura del presupuesto. Los tres mil que palmaron hace ya siete años merecían un poco más de respeto.
Shinboneniná
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