Haz click aquí para copiar la URL
España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
3
Acción. Aventuras. Ciencia ficción. Thriller En el calendario de los mayas aparece señalado el año 2012 como la fecha en la que se producirá el fin del mundo, que irá acompañado de diversas catástrofes naturales: erupciones volcánicas, tifones, glaciares que inundarán el planeta. Cuando el escritor Jackson Curtis (John Cusack) y sus hijos regresan a casa, una intensa actividad sísmica recorre la Costa Oeste de los Estados Unidos.
7 de diciembre de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A buen seguro, el calendario que guardaba en su bolsillo la simpática abeja Maya hubiese dado mucho más juego que la supuesta profecía precolombina del Quinto Sol, al menos en manos de Emmerich quien, dicho sea de paso, es tan zángano como Willy, el inseparable amigo de la abejita.

La cosa habría enganchado algo más precisamente por ahí, relacionando profecías milenarias de distintas culturas acerca del fin del mundo. Pero no, aquí había que mostrar destrozos, y vaya si se muestran. No cabe duda de que se trata de la película más apocalíptica de la historia. También una de las más lerdas e insoportablemente aburridas. Lástima que el planeta no estallara a la media hora, porque las peripecias de la familia chupi lerendi por tierra, mar y aire, son de lo más apestoso que he visto en mucho tiempo. Y encima, van a Yellowstone y no tienen el detalle de meter en el arca a Yogi ni a Bubú, uhuhuhuuuuuuu. Y no será por falta de melindre.

Sin embargo, ojo, tampoco podemos menospreciar al director alemán. Al fin y al cabo esto del cine es una industria, un negocio, y el tío cuenta con presupuestos multimillonarios que rentabiliza con creces en la taquilla. Lo cual tiene un mérito enorme si consideramos lo malos que son los guiones que perpetra el bueno de Rolando. Muchos directores admirados por la crítica, con la mitad de presupuesto harían un truño intelectualoide que no iría a ver ni el Tato. De eso estoy seguro. Todo cine tiene su público, incluso el de Emmerich, y eso también hay que respetarlo. Yo no pago un duro por sus películas, pero lo cierto es que si llegan a mis manos, siempre acabo dedicándolas un ratito. Después de todo, hacer surfing en la cresta del Everest tiene su puntito.
Shinboneniná
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow