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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Drama. Bélico Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Frente Oriental. Iván, un niño ruso de 12 años, cuyos padres murieron durante la invasión nazi, trabaja espiando a los alemanes. (FILMAFFINITY)
4 de abril de 2008
62 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empeñado en hacer todos los méritos posibles para alimentar mi raquítico perfil gafapastero decidí hace un par de días abordar mi primera peli de Tarkovski.

Escogí para tal efecto “La infancia de Iván”, ‘opera prima’ del soviético con la que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia (1962). Antes de darle al botón del PLAY de mi aparato reproductor de DVD, seguí a rajatabla las instrucciones de Marisa, mi profesora de canto. Inspiré profundamente y solté el aire poco a poco. Relajé los músculos y cerré los ojos unos breves segundos. Esbocé una leve sonrisa. Mis neuronas y mi sistema nervioso se encontraban perfectamente dispuestos. Definitivamente me hallaba preparado para visionar la peli de marras de forma atenta y serena, sin miedo ni prejuicio ninguno.

Esa predisposición, ese estado contemplativo, facilitó mi acercamiento a la sugerente estética de Tarkovski sin demasiado esfuerzo. Me recreé degustando la composición pictórica de sus planos, los juegos de luces y sombras, el aditamento alegórico de sus imágenes. Muchos de sus fotogramas me recordaron aquellas entrañables sesiones de diapositivas en la facultad. Caravaggio, Tintoretto, El Greco... Qué tiempos aquellos!. Las obras de aquellos maestros del claroscuro provocaban reacciones de efecto inmediato. O babeabas o dormitabas. Sin término medio. Vaya, yo al menos cuando no dormitaba… solía babear.

Sin embargo, al margen de su irreprochable resolución técnica, constaté como la peli de Tarkovski contaba con otros muchos alicientes. Me subyugó su inquietante atmósfera, su intenso carácter antibelicista y, sobretodo, la profunda ternura que irradiaba ese niño-soldado de pelo rubio y piel nívea, prematuramente curtido entre trincheras y alambradas.

Pero no nos engañemos. Dejemos para psicoanalistas y gafapastas de verdadero rango las ensoñaciones de Iván y la correcta recomposición de la narración tarkovskiana. Debo reconocer que “La infancia de Iván” no arrojó demasiadas luces y sí muchas sombras a mi entendimiento cinéfilo, pero también es cierto que en contadas ocasiones he experimentado tanta belleza, congoja y fascinación al mismo tiempo. Magistral.
Taylor
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