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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Drama Guerra de los Cien Años, siglos XIV y XV. En 1431, la joven Juana de Arco, después de haber conducido a las tropas francesas a la victoria, es arrestada y acusada de brujería. Ella declara haber recibido de Dios la misión de salvar a Francia, pero es procesada y condenada a morir en la hoguera. (FILMAFFINITY)
23 de junio de 2011
37 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los nueves y dieces tan sólo les pido dos cosas: que técnica o visualmente sean impecables y que las historias que me cuenten consigan emocionarme. Dos condiciones que, sin lugar a dudas, cumple —y con creces— “La pasión de Juana de Arco”.

A partir de ahí, maticemos. “La pasión de Juana de Arco” me parece, ante todo, una peli sublime. En parte, por su pausadísimo ritmo y, en parte, por toda esa siniestra liturgia medieval que la envuelve. Pero si por algo más me parece sublime “La pasión de Juana de Arco” es porque, indudablemente, estamos ante una de esas pelis que trascienden su propia historia. Una historia, por cierto, considerablemente importante. Nada más y nada menos que la de uno de los personajes más emblemáticos de la historia de Francia. Y ello me conduce a pensar, por consiguiente, que la peli de Dreyer —más que un simple film— es una experiencia. Estética, religiosa, mística o como queráis definirla. Personalmente, incluso, me atrevería a catalogarla como una revelación. O como una epifanía. Una cota cinematográfica, si no quimérica, sí muy difícil de lograr.

Casi diez estrellitas, pues, para una auténtica lección de cine (quien tenga dudas sobre picados, contrapicados y primeros planos ya está tardando en verla) que no sólo fascina por su espléndido tratamiento visual y la tremenda expresividad de Renée Jeanne Falconetti sino, sobre todo, porque huele a santidad por los cuatro costados. Algo que hasta el más ateo de los ateos sabrá apreciar. Y que nadie se equivoque: no hablo en términos religiosos. El proselitismo no es lo mío. Aún así, lo dicho: “La pasión de Juana de Arco” huele a santidad.

A mi me llega, vamos.
Taylor
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