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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Thriller. Drama. Intriga En un instituto, el último día de clase, una profesora se despide de sus alumnos y, además de anunciarles que deja la escuela, les confiesa que su hija de cuatro años que, aparentemente, murió ahogada en la piscina de la escuela, fue en realidad asesinada por dos estudiantes de esa misma clase. También les hace saber que ya ha puesto en marcha su venganza contra ellos. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sospechaba yo que el cine japonés tenía que ser algo más que Samurais, kárate y fantasmas azules y “Confessions” me lo confirmó, una película seria, dramática, intensa y profunda de esas que se ve que, probablemente por motivos comerciales, no suelen trascender de sus países de origen. Imagino que pasará lo mismo con nuestro cine y que los japoneses sólo conocerán documentales de Toledo, películas de toros y a Almodóvar. Una pena, películas como esta “Confessions” te hacen desear tener más tiempo para abrir la mente y los sentidos a nuevas experiencias - en este caso cinematográficas- de otras culturas, porque es una forma rápida y barata de acceder a otras formas de entender la vida y la realidad. Y tiempo también para escribirle la crítica, claro, que no es fácil ni rápido.

Pero empecemos por el principio. “Confessions” no es fácil de ver. No es buenrollera ni se pasa un buen rato. Requiere esfuerzo por parte del espectador y tener interés en entender los puntos de vista que te plantea la película. Y aquí llegamos al punto clave. No tengo claro hasta qué punto “Confessions” es una película y no un ensayo teatralizado sobre la venganza, el dolor y la culpa. Implícitamente, una película conlleva un compromiso de la producción para contar lo que hay que contar de una manera en la que todo discurra de una manera natural, dentro de los límites de una posible realidad.

“Confessions” no parece considerarse obligado por ese compromiso así que los personajes son llevados al límite sin más, sin preámbulo. Desde una óptica que va más allá del choque cultural oriente-occidente, simplemente como un espectador universal, a la película le falta fluidez. Hay unos conceptos que la película quiere desarrollar, unos sentimientos que la película quiere transmitir y ha considerado que la forma es hacer recorrer a los personajes por ciertos puntos de control… así que listo, sin más, los personajes saltan de una escena a otra, de un monólogo a otro, de un diálogo a otro a machetazos, escena 1, corte, escena 2 y chimpún.

Y es que lo que parece importar es el fondo, no la forma. Intelectualmente, la película es un golpe mental similar al que en su día me produjo “Oldboy” - y algunas otras películas de Park Chan-wook- llevando a la pantalla dilemas morales, disyuntivas éticas y situaciones polémicas sobre las que casi todas las películas evitan pronunciarse abiertamente. La venganza como medio y como fin. El dolor como cárcel y como liberación. La pérdida como llave a la autodestrucción. La culpa como principio y como final. El vacío interior como atenuante o como agravante. Claro, meter todo eso en una película al uso es complicado así que simplemente se suelta sin más. No resulta convincente, pero sí es efectiva. No te crees lo que está pasando, pero te calienta la cabeza y te deja un revoltijo de emociones que te sigue dando vueltas un buen rato.

Al final, hay conceptos en los que te reafirmas y conceptos en los que mueves tu posición - poco o mucho -, que es lo que entiendo que pretendía la película, por lo que, a su manera y brusca manera, se puede decir que es una película interesante que cumple su objetivo.
OsitoF
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