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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
7
Drama Richard Jewell era un guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, el cual descubrió una mochila con explosivos en su interior y evitó un número mayor de víctimas al ayudar a evacuar el área poco antes de que se produjera el estallido. En un principio se le presentó como un héroe cuya intervención salvó vidas, pero posteriormente Jewell pasó a ser considerado el sospechoso número uno y fue investigado como presunto culpable. [+]
13 de junio de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído por ahí que, para algunos, “Richard Jewell” es la mejor película de Clint Eastwood… pero quiero pensar que se refiere a esta reciente etapa suya de documentar historias de desagravio a héroes injustamente vilipendiados por ciertos sectores y estamentos sociales o estatales y que incluye películas como “El francotirador”, “15:17 Tren a París” o “Sully”. Y no estoy de acuerdo. Al menos, no del todo.

De entrada, creo que es justo reconocer que la película tiene un gran valor divulgativo de la historia de Richard Jewell y se puede considerar como parte de la compensación de la deuda que la sociedad tiene hacia ese hombre por todo lo que se le hizo pasar. Por poner un poco de contexto, Jewell era un rechoncho chaval de Atlanta de, aparentemente, cierta simpleza intelectual pero compensada ampliamente por un gran corazón, unos valores cívicos profundamente arraigados y ardientes deseos de hacer el bien. Su sueño era ser miembro de las fuerzas del orden y, en tanto en cuanto era rechazado una y otra vez, trataba de formarse por su cuenta ejerciendo toda clase de voluntariados. Durante los Juegos Olímpicos del 96 descubrió un paquete sospechoso en un concierto al aire libre, no paró hasta que las autoridades (con pocas ganas de cancelar el concierto por una falsa alarma) le hicieron caso y colaboró en las tareas de evacuación contribuyendo a que los daños personales fuesen mínimos. El hombre se hace famoso y se convierte en objetivo de lo que Ayn Rand llamaba ‘los saqueadores’, gente que vive del talento de los demás, lo que le lleva pasar de héroe a principal sospechoso, muy conveniente para las estadísticas policiales de casos cerrados y para vender periódicos siempre ávidos de sensacionalismo.

La historia está tan correctamente ejecutada como todo lo que hace Clint Eastwood, con su equilibrada mezcla entre narrativa y emotividad, entre el rigor documental y el formato cinematográfico, entre necesario respeto a los hechos y que éstos sean descritos de manera escenificada y dialogada, no un simple amasijo de premisas. Por ejemplo, Eastwood es capaz de traer a colación hechos ocurridos varios años antes y varios años después de los acontecimientos principales integrándolos como parte natural de la trama principal, no como slides de un powerpoint añadidas a última hora. La película termina y el espectador ha tenido acceso a toda la información relevante, procesada para hacerla cómoda de asimilar y sin sensación de manipulación, lo que viene a ser una prueba indiscutible de que el viejo maestro ha logrado su objetivo.

Pero si en el fondo lo normal es que “Richard Jewell” no pueda dejar a nadie descontento, en la forma a mí no me deja del todo satisfecho. Como muestra, casi todo el mundo que habla de la película destaca (y estoy de acuerdo) las interpretaciones de Kathy Bates, Sam Rockwell y Paul Walter Hauser como lo mejor de la película. No sólo por la caracterización. Y eso no es habitual en un cine de Eastwood donde las historias y los personajes suelen estar por encima de los intérpretes. La historia de Sully y el personaje de Sully estaban por encima de la interpretación de Tom Hanks. Lo mismo con Chris Kyle y Bradley Cooper. Aquí Hauser, Rockwell o Wilde brillan por encima de unos personajes muy bien construídos pero que forman parte de una historia a la que le falta un plus de épica. Y como está claro que no es por falta de capacidad, lo único que se me ocurre es que Eastwood no quiere hacer más sangre de la necesaria ante uno de los episodios más sombríos del FBI, aunque eso suponga dejar irse a unos medios de comunicación absolutamente miserables (aunque ambos conceptos caminan últimamente de la mano) con una leve amonestación.

Buena, como no puede ser de otra manera. Necesaria, alguien tenía que contarlo. Recomendable. Tal vez sea por el peso de las expectativas, que no me dejan pensar con claridad, pero creo no deslumbra como Eastwood sabe. Otra vez será.
OsitoF
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