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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
2
Comedia Secuela de "Fuga de cerebros". A los protagonistas, la Universidad de Oxford se les ha quedado pequeña y, ahora, se proponen como meta la Universidad de Harvard. "Fuga de cerebros" fue una de las películas más taquilleras en España en el 2009, con casi 7 millones de euros de recaudación y 1.200.000 espectadores, después de ganar el premio del público en el Festival de Málaga de 2009. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un esperable éxito de taquilla y un todavía más esperable fracaso de crítica era lógica una secuela de “Fuga de Cerebros”. Ya no fue posible contar con Amaia Salamanca y Mario Casas, cuyo status cinematográfico había subido desmesurada y discutiblemente (y a esas alturas ya estaban lamentando amargamente haber participado en la primera parte) pero ficharon a un Adrian Lastra deseando confirmar con un éxito comercial su ascenso a la primera división tras su salto en “Primos”.

Con el resto de desarraigados (el gitano, el parapléjico, el gay y el cegatro) no hubo tanto problema para que firmaran su continuidad y ellos tan contentos de soportar sobre sus hombros toda la carga argumental (o sea la sucesión de sketches guarros y chistes de mal gusto) de la nueva película. Hay quien dice ver un mayor esfuerzo en la historia y cuidado en la factura técnica, pero mentiría si dijera que yo lo he encontrado: la historia es cutre y se ambienta en Harvard porque Oxford ya estaba trillado en la primera parte y porque a alguien le parece que es gracioso y que da juego que haya actores hablando el inglés de Los Morancos. En cuanto a los sketches no están especialmente cuidados, simplemente se mete en escena a un discapacitado, un feo, un mendigo y se le humilla sin más. Es ofensiva con minusválidos, gitanos, homosexuales, profesores, norteamericanos, latinos y cajeros de supermercado pero, dentro de lo grosero, se puede considerar conservadora porque el primer pedo no sale hasta el minuto 18.

Decir que es Mala no tiene por qué, en este caso, ser negativo. Sencillamente es que no quiere ser una película, sino simplemente el rodaje de un humor viscoso, cien por cien zafio e indiscriminadamente gamberro, sin límite alguno en cuanto a raza, profesión o religión. Mayor densidad de chistes por unidad de tiempo que la primera parte, para compensar el “efecto secuela” y es imposible no reírse con alguno, con esa risa vergonzosa típica de esta clase de películas, pero la película no quiere ir a ninguna parte y para eso mejor me veo algún monólogo del club de la comedia.

El puntazo de ver a David Hasselhof (sin duda el único acierto incondicional de todo el metraje) no compensa tener que aguantar frases como «tranca, ojete o chocho lo importante es mojar el bizcocho» que encima se supone que está dicha con ánimo de tolerancia sexual.
OsitoF
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