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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
9
Ciencia ficción. Fantástico. Acción. Aventuras Jupiter Jones nació en alta mar cuando su madre huía de Rusia rumbo a los Estados Unidos, tras el asesinato de su padre, un astrónomo. Ahora vive en Chicago, y trabaja como limpiadora de casas. Su novio Vasiliy la convence para que se gane algún dinero extra vendiendo óvulos y para ello decide adoptar un nombre nuevo: Katherine Dunlevy. Pero su ADN atraerá la atención de los cazadores de recompensas intergalácticos. En el otro confín de ... [+]
7 de octubre de 2020
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay pocos directores capaces de generar un mundo de la nada, con sus razas, sus personajes, sus reglas, sus características… y sintetizar todo eso en una película de dos horas donde la mayoría necesitarían tres temporadas de Netflix. Y muy pocos de hacer que esas dos horas cundan lo suficiente para que la película tenga sentido y sea entretenida. Y menos aún los que son tienen suficiente creatividad en las venas como para ser capaces de hacer eso una y otra vez, película tras película. Las hermanas Wachowski pertenecen a ese selecto grupo y pagan el precio de ser unas genios en un mundo de mediocres y haters que se dedican a poner verdes todo lo que hacen.

Afortunadamente, parece que lo que piensen los demás se la suda bastante y ellas van a lo suyo. Cuando se les ocurre algo, como una civilización superior que realmente es la que controla La Tierra, rivalidades familiares y comerciales entre esos seres superiores, una humilde terráquea llamada a cambiar las cosas y naves espaciales por aquí y por allá, lo llevan a la pantalla y al que le guste que lo vea y al que no, que explote. Yo soy de los primeros, al menos mientras sigan haciendo joya tras joya y no caigan en el reino del pufo.

“El destino de Júpiter” es una maravilla narrativa. Insisto en que ser capaz de contar todo lo que cuenta en sólo dos horas y que resulte comprensible sin parecer apresurado no está al alcance de casi nadie. Y es que no hablamos de una película que transcurra entre Móstoles y Leganés, o entre Madrid y Toledo… es una epopeya que va de Chicago a las afueras y de las afuera de Júpiter con escala en varios planetas intermedios. En lo visual, es grandiosa. Los decorados y la postproducción están muy integrados con el discurso y todo fluye con naturalidad. Además hay una gran trabajo en lo que se refiere al arte conceptual de desarrollar varias atmósferas, varios planetas, varios estilos de vestuario, de tecnología, varias razas, distintos tipos de naves espaciales, diversidad de armamento… y todo para una película (vuelvo a insistir) de sólo dos horas. Netflix no realizaría una inversión así si no pretendiera amortizarla en varias temporadas, claro que entonces no tendríamos dos horas de trepidante ciencia ficción sino una treintena de episodios lentorros y aburridos donde sólo ocurren cosas durante cinco minutos y el resto es paja.

Los efectos no son multimillonarios ni tan revolucionarios como los de Matrix, pero son espectaculares, de los que hacen que una entrada valga la pena. Ni más ni menos, son los que necesita la historia para ser contada. Lo mejor que se puede decir de una película de ciencia ficción es que no hace falta demasiada imaginación para integrarse en su propuesta y “El destino de Júpiter” lo trabaja de manera magistral, de menos a más, empieza con una introducción en el mundo real, una historia cotidiana que le podría pasar a cualquiera o a alguien que conocemos y va metiendo elementos de ficción poco a poco, los argumenta, los integra y, cuando ya son parte de la historia, mete algo nuevo y más grande. Y así continuamente hasta que el espectador pasa a ser parte, como quien no quiere la cosa, de un nuevo universo.

Mal promocionada e infravalorada como les suele pasar a las Wachowski, no dejéis que os engañen las habituales críticas de gente que odia disfrutar, que piensa que el auténtico cine es el que marcan ellos y que la única historia buena es la que hace sufrir. “El destino de Júpiter” entretiene con gusto e inteligencia. No he dicho nada de los actores ni de sus interpretaciones porque son parte de una obra que ha de ser concebida como un todo genial. Esa es la palabra: total, es una película total.
OsitoF
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