“The Cloverfield Paradox” es la tercera y, por el momento, última de las películas enmarcadas dentro de lo que se quiso denominar ‘Universo Cloverfield’, una serie de películas conectadas por un hilo conductor común, sin esa relación directa o cronológica necesaria para que formen lo que se conoce comúnmente como ‘saga’. De este modo, la primera película fue “Monstruo”, que, sin grandes expectativas e ignorada por la crítica tuvo una inesperada buena acogida entre el público gracias al boca a boca (uno de los primeros éxitos gracias a la viralidad).

Años más tarde, bastantes, cuando “Monstruo” no era más que un buen recuerdo, salió “Calle Cloverfield 10” también sin apenas publicidad, distribuida sin menciones a la película anterior por lo que, salvo spoilers, la gente se encontraba con un thriller claustrofóbico, mezcla de intriga y terror, en el que las referencias a “Monstruo” iban apareciendo con cuentagotas y no siempre de manera evidente, más bien en forma de pistas al alcance sólo de los más perspicaces – o preparados para buscarlas – hasta un final que giraba definitivamente hacia la ciencia-ficción y donde la relación entre películas aparecía, no de manera directa, pero sí visible. Ya escribí que “Calle Cloverfield 10” me parecía un thriller más o menos interesante destrozado por un final mal ejecutado que perdía completamente el rumbo y que la idea de una película con relaciones solo tangenciales con la película original me parecía brillante.

Así que con esos precedentes me puse a ver esta “The Cloverfield Paradox” con cierta pereza y tanta curiosidad como pocas expectativas, para terminar llegando a la conclusión de que esta vez, sí han conseguido hacer algo independiente pero que sí encaja en el Universo Cloverfield. Una película que tiene sentido propio, en sí misma, pero a la vez tiene vínculos con la matriz que van apareciendo poco a poco, muchos de ellos indirectos. Su planteamiento es atractivo, ilusionante, con un experimento espacial en la Estación Internacional en la que poco a poco van ocurriendo fenómenos inexplicables en el marco de la ciencia-ficción más atractiva: la que describe cosas no existen (ficción) de una manera creíble y rigurosa (ciencia). Acción, misterio e intriga con un ambientación muy lograda que paso a paso nos conduce a un revelador final que gustará más o menos, pero que al menos es un final comprensible.

Curiosamente, es la peor valorada de las tres por la crítica profesional, aunque para mí es mucho mejor en todos los sentidos que “Calle Cloverfield 10” ya que Paradox es una película hecha con criterio, a ratos trepidante, a ratos inquietante, que sabe lo que quiere contar, cuenta algo interesante y lo cuenta bien. Respetuosa con el concepto de ‘ciencia-ficción’.