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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Drama Starr Carter oscila constantemente entre dos mundos: el barrio pobre, en su mayoría afroamericano, donde vive, y la escuela preparatoria rica, en su mayoría blanca, a la que asiste. Este equilibrio incómodo entre esos mundos se hace añicos cuando Starr es testigo de la muerte de su amigo de la infancia, Khalil, a manos de un oficial de policía. Ante las presiones de la comunidad, Starr deberá encontrar su voz y defender lo que cree que es correcto. (FILMAFFINITY) [+]
9 de diciembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las muchas películas que han abordado recientemente los conflictos raciales en EEUU, “El odio que das” es (de las que he visto) la que ha intentado hacerlo con mayor seriedad y amplitud de miras. No voy a decir con neutralidad pero sí, por lo menos, considerando que hay diversos puntos de vista y dando voz a todos ellos. Naturalmente, hay sesgo, porque no todos esos puntos de vista reciben el mismo tratamiento ni el mismo minutaje, pero al menos están.

De entrada, la película está bien planteada. No se limita a soltar ideas y mensajes, sino que todas las opiniones y perspectivas se van añadiendo a la trama de manera natural, eligiendo inteligentemente como maestra de ceremonias a una chica de color que vive con su familia en un barrio chungo, pero va a un colegio de blancos en la zona bien. Tenemos así un narrador en permanente conflicto entre su realidad familiar y su realidad social, con una familia también aporta un poco de todo: el padre es un pandillero reinsertado, el tío un policía y su medio hermando tiene a un narco como padrastro. Ah, el novio es un Chad blanco y hiphopero y las amigas son aliadas racializadas (blancas que sienten como propias el Black Lives Matter y comen pollo frito). Así escrito, la cosa suena un tanto oportunista y artificial, pero la verdad es que funciona y, sin grandes esfuerzos, nos podemos ubicar en el complejo universo de la chica (Starr) y aceptar sus premisas con una introducción bastante verosímil del escenario en el que se van a desarrollar los conflictos.

Unos conflictos que empiezan con un suceso elegido también con muy buen ojo para encontrar todo tipo de matices: una leve infracción de tráfico de la chica y un amigo especial es atendida con un notorio exceso de fuerza por un policía blanco y termina con la muerte del amigo en medio de un confuso tiroteo nocturno. A partir de aquí, la historia cuenta el viaje de iniciación de Starr desde una ciudadana que cree en la Justicia hasta su radicalización al constatar que la Ley tiene dobles, triples y hasta cuádruples raseros. Por el camino, constata que muchos de sus amigos blancos sólo posturean al decir que entienden el racismo, que la policía trata de hacer su trabajo lo mejor posible y que en la comunidad afroamericana hay oportunistas y criminales como en todas partes.

Un barniz de aparente objetividad parece recubrir las tramas, pero el sesgo va aflorando poco a poco. Sutil, pero omnipresente. Sí, hay gente tóxica en todas partes y en todas las razas, pero en algunas más que otras. En todo momento, la pregunta que sobrevuela la película es «¿te has parado a pensar si eres racista». Es una gran pregunta y la película aporta nuevas ópticas con las que enfocar determinados acontecimientos que, realmente, dan que pensar. Lo malo es que “El odio que das” hace la pregunta, pero la responde por nosotros y no acepta un no por respuesta. Lentamente, se van revelando nuevos datos sobre las tramas, todos en línea con la conclusión de que hay un racismo estructural en la sociedad que parecen dar nuevas oportunidades al espectador para replantear su respuesta «¿Seguro que no eres racista? Has teniendo tal o cual cosa en cuenta, piensalo bien, anda…». Al final, la película da la razón a aquello contra lo que dice luchar, la propia protagonista le echa en cara a su novio, cuando este le dice que él la ve a ella como persona, no como blanca o negra, que «si no ves mi color, es que mi color es un problema». Joder, yo pensaba que racismo era discriminación por raza, pero parece que no, no basta con eso.

De pronto, lo que empezó siendo un debate abierto de múltiples matices, donde creo que muchas opiniones son perfectamente válidas porque así lo establece LA PROPIA PELÍCULA (ver SPOILER), termina siendo una cuestión a responder con simple y directo: sí, soy racista. Y lo peor es que lo hace con un final tan hortera como metafórico que termina por estrellar una película que perdió los frenos pasada la mitad del metraje, con soflamas y mensajes ideológicos a calzón quitado y se queda en cincuenta por ciento interesante y cincuenta por ciento tendenciosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
OsitoF
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