Para mí, uno de los momentos más brillantes del dúo cómico Martes y Trece tuvo lugar mientras parodiaban a Pepe Navarro, el hombre con el dudoso honor de hacer del morbo en TV algo cotidiano con su “Esta noche cruzamos el Mississippi”: al Navarro de imitación se le cae el pelucón y se ve que en su cabeza hay una teta desnuda. No es uno de sus gags icónicos, pero creo que deja ver una extraordinaria capacidad de sintetizar toda una psicología en una simple imagen. Con Paco León me pasa un poco lo mismo, tengo la sensación de que si le pudiésemos leer o visualizar la mente sólo encontraríamos a un tío que no para de pensar en chascarrillos sexuales de la más baja estofa que luego es capaz de envolver con cierta gracia y reciclarlos hasta la saciedad en cuanto monólogo o película se le pone por delante. Ya sabeis: el chocho colgón, el blanqueamiento anal y demás. Y enseñar el culo, que eso siempre funciona entre los incondicionales del Luisma.

“La tribu” puede estar firmada por el mismísimo Fernando Colomo, una leyenda de la comedia española desde los ochenta (no sé si incluir en esa categoría a “El Caballero del Dragón”), pero las huellas de Paco León son claramente apreciables en un papel que parece escrito por él mismo para interpretarse a sí mismo, con una conveniente amnesia que le permite pasar alegre e inocentemente por toda clase de gags de descubrimiento de la sexualidad desde un punto de vista infantiloide (caca, pis, pito, erección...). No hay mucho más: la película empieza con un sketch bastante bueno, de corte moderno aunque sobreexplotado, sobre el hombre-lapa y va decayendo hacia un humor blanco, simple y buenrollero sobre marujas de extrarradio con buen corazón. Lo que parecía una comedia salvaje se convierte en una especie de cine social que reivindica la solidaridad vecinal, la visibilización de las amas de casa trabajadoras y la precariedad laboral.

La película tiene el mérito de las buenas intenciones y voluntades, repartiendo protagonismo entre actrices semidesconocidas y amateurs, pero se diluye ante la falta de rumbo. Termina por no ser ni una comedia ni dar mensaje alguno. Fuera de las groserías de Paco León, los gags son enredos típicos de los ochenta con alguna ocurrencia chari. Unas señoras bailan zumba para evadirse y encontrar un momento para ellas mismas… ¿y? ¿de verdad esto se considera algo novedoso en 2020? Además, da un poco de grima ver a Carmen Machi forzando el registro para hacer de maruja y dejando ver, por contraste, las carencias interpretativas de sus compañeras.

No se puede negar el esfuerzo que Fernando Colomo siempre ha hecho por adaptar su talento a cada momento y a los gustos del público de cada época, pero éste y sus últimos trabajos dejan intuir que se le acaba la pila y que se va quedando atrás en escenografía, ritmo y concepto cómico. Aquí parece intentar sacar algo destilando y mezclando clásicos como “A propósito de Henry” y “Full Monty”, pero se queda en una pieza incalificable, tosca y algo ramplona. Incluso da la sensación de que ha perdido el pulso y la identidad: “La tribu” parece un producto que firmaría perfectamente (con alguna guarrada más, por supuesto) el Paco León director.