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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Drama Un hombre huye de la guerra civil en Sri Lanka y, para conseguir que Francia le conceda el derecho de asilo, hace pasar por su familia a una mujer y a una niña que huyen también del país. Una vez en suelo francés, encuentra trabajo como conserje en un edificio situado en un barrio problemático de las afueras. A pesar de que no hablan francés, se adaptan progresivamente a su nuevo país. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrado un poco a Luc Besson, “Amelie”, Jean Reno o la saga Venganza, se me había olvidado que, hasta no hace mucho, hablar de cine francés era hablar de tedio (la saga de los tres colores) o del drama por el drama. Pero para están los directores como este Jaques Audiard, el León de Aranoa francés, y las películas como “Dheepan”: para amargarnos una tarde recordándonos, como si hiciera falta, que siempre hay alguien en alguna parte pasándolo malamente. En este caso, ese alguien es el bueno de Dheepan, un Srilankés solicitante de asilo en Fran que se gana la vida como puede trabajando de portero en una zona chunga de París.

Hay que reconocer que la película tiene el detalle de no limitarse a sacar sin más miseria en la pantalla y coloca al protagonista en la curiosa situación de tener que buscarse una familia de conveniencia para que su solicitud tenga más posibilidades de prosperar. Dentro de las limitadas licencias argumentales que le permite su naturaleza social, “Dheepan” aprovecha para generar situaciones de enredo o conflicto en las relaciones de los miembros de la peculiar familia que se dejan ver con simpatía y algo de emoción. Como contrapeso, la película no deja de mostrar las dificultades de los inmigrantes en su nuevo país, el racismo constante (incluso entre minorías) o la lucha contra la todopoderosa burocracia y un sistema frío y despiadado.

Por ese lado, Audiard parece querer un homenaje revisionista a Victor Hugo y “Los miserables”, mostrando lo peor de la naturaleza humana contra las clases más desfavorecidas aunque, como suele ocurrir en estos casos de cine protesta social construidos a base de apilar drama sobre tragedia y tragedia sobre desgracia, el resultado no es tan contundente como seguramente tenía el hombre en mente, por no decir que consigue el efecto contrario: aceptemos que Deephan es un hombre honrado que realmente está perseguido en su país y que sólo quiere ganarse la vida honradamente en Francia; la película deja ver que el sistema de acogida está desbordado y obliga a largas esperas, tediosos trámites e, incluso, recurrir a la picarresca… pero tampoco propone nada salvo poner verde a la administración de su país. ¿Acaso debería un país dejar entrar a cualquiera que diga que está perseguido sin hacer ninguna comprobación? ¿O es que habría que dotar de más recursos a las ventanillas de acogida? ¿Sólo a las de acogida o en general a las de inmigrantes? ¿Quién pagaría la fiesta? Cada vez que veo estas películas de denuncia social, de protesta social, de trasfondo social, con perspectiva social, etcétera social me salta el detector de hipocresía al pensar en que estos mangutas tienen una forma muy curiosa y lucrativa de ser comprometidos, pidiendo ayudas públicas a la cultura y no siendo particularmente transparentes con el destino de los beneficios. ¿A cuanta gente se podría haber ayudado con la taquilla de la película? ¿Cuántos funcionarios no se han contratado para destinar partidas presupuestarias al cine nacional? Pues eso.

Poco que decir sobre la parte técnica. Las interpretaciones son amateurs, pero encajan en una película que buscaba la frescura de la naturalidad por encima de la intensidad y la ejecución técnica oscila entre el reportaje de “Informe Semanal” y un episodio de “Callejeros”. Las peripecias familiares de Dheepan logran un punto conmovedor que se diluye en las penurias derivadas de las dificultades burocráticas y las dificultades de integración en un barrio de esos gobernados por magrebíes donde la policía no se atreve a entrar. En ese sentido, Audiard merece cierto reconocimiento por no sesgar la producción reduciéndola a blancos malos e indios buenos y visibilizando el enorme problema racial que tiene Francia con una numerosa población inmigrante que se niega a integrarse y ha convertido los barros en guettos cerrado gobernados por lo más arcaico de sus culturas. Y que da problemas y hace sufrir a Dheepan de un modo más violento y primario que la Administración.

Agridulce y pesada de ver, “Dheepan” agradará a la gente con conciencia a flor de piel y espantará al resto, mismamente yo que no volvería a acercarme a ella ni con un palo. Como dice mi abuela cuando alguien le da la brasa, es una película que te deja con los pies fríos y la cabeza caliente.
OsitoF
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