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Voto de Felipe Larrea:
8
Drama Una noche de otoño del año 2003, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), alumno de Harvard y genio de la programación, se sienta delante de su ordenador y empieza a desarrollar una nueva idea: TheFacebook. Lo que comenzó en la habitación de un colegio mayor pronto se convirtió en una revolucionaria red social. Seis años y 500 millones de amigos después, Zuckerberg es el billonario más joven de la historia. Pero a este joven emprendedor el ... [+]
17 de octubre de 2010
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena película NO habla de lo que pone en su sinopsis, sino de los temas universales que afectan al ser humano. Si le quisiera encontrar antecedentes cinematográficos a "La red social" no buscaría cine sobre informática. Su principal referente es "El Padrino II", con la que forma la mejor dupla sobre cómo el poder puede aislar completamente a quien lo posee.

David Fincher pierde en que su protagonista tiene 19 años en el momento en el que transcurren los hechos, por lo que su obsesión por el estatus pudiera deberse simple y llanamente a la inmadurez. Sin embargo, supera a Coppola en que no necesita muertes violentas para que la narración gane en intensidad.

Coppola gana en estructura narrativa, porque se sacó de la manga aquella absoluta genialidad de narrar en paralelo dos líneas temporales, pero el tempo de Fincher te deja clavado en la butaca: nunca me había pasado que comenzaran los títulos de crédito y pensara "es imposible, en el periódico ponía que dura dos horas y no lleva ni una hora". La secuencia final de las dos encierra exactamente la misma idea, pero para mí el de Coppola es uno de los mayores tesoros de este arte llamado cine, y no me atrevo a poner el de Fincher a esa altura.

Coppola se marcó una descripción precisa de la mafia mientras Fincher acaba demostrando que el campus de Harvard puede ser un mundo tan fascinante como el de los pistoleros: por un lado un nido de arribistas sin escrúpulos, pero por otro un caldo de cultivo para la innovación y las iniciativas más arriesgadas, algo que a un europeo como yo le choca, porque el principal objetivo de nuestros universitarios más destacados es convertirse en funcionarios.

En cuanto a deslices gana Coppola por no haber cometido ninguno, mientras que Fincher se permite uno, aunque no demasiado criticable (el videoclip de los remeros). Comparar a Jesse Eisenberg y Justin Timberlake con Al Pacino y Robert DeNiro es enfangarse demasiado, pero justo es reconocer que los dos chavales mantienen un nivel interpretativo del copón excelso. Aunque la banda sonora de Trent Reznor, una debilidad de un servidor, encaje como un guante, tampoco estoy seguro de que se pueda comparar a las inmortales composiciones de Nino Rota.

Termino con una importante similitud: la identificación del director con el personaje principal, pese a que este sea un cabrón con todas las letras. Michael Corleone siempre fue el alter ego del director, tanto en su momento de plenitud (la segunda entrega) como en su decadencia (la tercera). Seguro que cuando Fincher recoja en marzo algún Oscar, pensará algo así como "I´m the CEO, bitches", sobre todo ante todos estos que ahora resulta que dicen saber desde hace un montón de años que Fincher era un clásico en vida. Yo recuerdo perfectamente los palos que se llevó "El club de la lucha" (1999) en su estreno y también recuerdo que después de "La habitación del pánico" (2002) muchos le daban casi por muerto. Fincher también lo recuerda.
Felipe Larrea
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