Una de las tantas cosas que se ha dicho sobre el cine en este siglo es que ya no quedan historias nuevas que contar, sino que lo único que puede hacerse es innovar en el cómo se cuentan. Esta película es exactamente un muy buen ejemplo de eso. Es una película de relaciones familiares turbias, violación y venganza, que las hay miles, pero la manera en la que se narra especialmente en el área visual (y la música también) es muy hermosa y contundente, muy de autor. Hay una sensibilidad bastante particular e intimista en varias escenas que no esperaba en una historia de este tipo. Muy recomendable.

PD: es fuerte y cruel.