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6
6,5
6.391
Drama. Thriller
Historia real que gira en torno a Bill, un delincuente que se dedica a robar coches y al que, tras ser detenido, el FBI le propone la absolución de sus delitos si coopera con ellos infiltrándose en el partido "Panteras Negras", del líder y activista negro Fred Hampton. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2021
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y quizás tenga más de "pic" que de "bio", en tanto que los documentos reales no se entremezclan tanto en el filme. Aunque sí se hace énfasis al principio y al final, para cerrar algo parecido a una entrevista cercana con Bill.
De entrada, se hace raro seguir a Bill, cuando el foco se pone en Fred Hampton "El presidente". Sus idas y venidas como "topo" para el FBI para zafar una condena, creo que logran transmitir su difícil situación y el poder que tienen los federales sobre su destino, pero es extraño que, pese a que ese es el eje, se pretende poner foco constante en Fred.
Por desgracia, el ritmo no se presta a hacer del metraje una experiencia muy emocionante. Lo que sí creo que hace es edulcorar bastante la figura de Hampton. Contrapesa sus discursos populistas donde llama a la violencia y a la guerra sin cuartel con facetas de "buen samaritano" para la comunidad negra: da de comer a los niños, construye escuelas y hospitales, unifica bandas con una "buena causa" común, apuntalando el título, maquillándolo como un auténtico "mesías" revolucionario.
Esto, en un momento de tensión por los disturbios raciales en Estados Unidos da buen resultado a nivel fílmico: allá van dos oscar. Pero sería necio negar que existe un oportunismo evidente, que le da impacto a la temática de la película, pero no a la película en sí, donde tampoco se trabaja demasiado en personajes secundarios que podían dar mucho juego, más que en sus situaciones y en dedicar "screen time" a ensalzar al "Mesías negro", que en la práctica poco tenía que ver con los métodos de Martin Luther King.
Para apreciar mejor la gran labor de un Daniel Kaluuya pletórico, prescindan de doblajes.
De entrada, se hace raro seguir a Bill, cuando el foco se pone en Fred Hampton "El presidente". Sus idas y venidas como "topo" para el FBI para zafar una condena, creo que logran transmitir su difícil situación y el poder que tienen los federales sobre su destino, pero es extraño que, pese a que ese es el eje, se pretende poner foco constante en Fred.
Por desgracia, el ritmo no se presta a hacer del metraje una experiencia muy emocionante. Lo que sí creo que hace es edulcorar bastante la figura de Hampton. Contrapesa sus discursos populistas donde llama a la violencia y a la guerra sin cuartel con facetas de "buen samaritano" para la comunidad negra: da de comer a los niños, construye escuelas y hospitales, unifica bandas con una "buena causa" común, apuntalando el título, maquillándolo como un auténtico "mesías" revolucionario.
Esto, en un momento de tensión por los disturbios raciales en Estados Unidos da buen resultado a nivel fílmico: allá van dos oscar. Pero sería necio negar que existe un oportunismo evidente, que le da impacto a la temática de la película, pero no a la película en sí, donde tampoco se trabaja demasiado en personajes secundarios que podían dar mucho juego, más que en sus situaciones y en dedicar "screen time" a ensalzar al "Mesías negro", que en la práctica poco tenía que ver con los métodos de Martin Luther King.
Para apreciar mejor la gran labor de un Daniel Kaluuya pletórico, prescindan de doblajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A mí me costó empatizar con Fred. Por eso en el "climax" de su ejecución, me las pasé más preocupado por Bill que por un Fred que sabía que estaba marcado y que no duraría mucho más.
Y es que creo que es difícil sentir empatía por un personaje al que te presentan como alguien tan perfecto. Ni siquiera se perciben ciertos temores humanos en ver cómo la carcel podrían alejarle de Debbie y de su futuro hijo. Todo lo afronta con la cantidad perfecta de humildad, valor y sacrificio. Bill no. Bill teme por su vida, nota el yugo del FBI, el miedo de ser descubierto o estar bajo la mirada de otros topos de los Federales, representados además de una forma realmente diabólica y estereotípica: blanquitos orondos de traje y corbata con malvadas ideas y en un gozo constante al liquidar negros de forma brutal mientras beben opulentas copas y fuman puros (les faltaba el sombrero de copa, el monóculo o un bigote que pudiesen mesarse mientras ríen de forma maquiavélica), completando el esquema de los buenos-muy-buenos vs los malos-muy-malos de un sistema racista y opresor.
El metraje es interesante en tanto que nos presentan una figura histórica y cuentan una historia turbia de traición y muerte, pero creo que la carga ideológica que se desprende es demasiado oportunista y desluce un filme que, de por sí, salvo destellos gracias a los dos actores principales, no presenta grandes alicientes, más allá de una ambientación lograda y música a juego.
Y es que creo que es difícil sentir empatía por un personaje al que te presentan como alguien tan perfecto. Ni siquiera se perciben ciertos temores humanos en ver cómo la carcel podrían alejarle de Debbie y de su futuro hijo. Todo lo afronta con la cantidad perfecta de humildad, valor y sacrificio. Bill no. Bill teme por su vida, nota el yugo del FBI, el miedo de ser descubierto o estar bajo la mirada de otros topos de los Federales, representados además de una forma realmente diabólica y estereotípica: blanquitos orondos de traje y corbata con malvadas ideas y en un gozo constante al liquidar negros de forma brutal mientras beben opulentas copas y fuman puros (les faltaba el sombrero de copa, el monóculo o un bigote que pudiesen mesarse mientras ríen de forma maquiavélica), completando el esquema de los buenos-muy-buenos vs los malos-muy-malos de un sistema racista y opresor.
El metraje es interesante en tanto que nos presentan una figura histórica y cuentan una historia turbia de traición y muerte, pero creo que la carga ideológica que se desprende es demasiado oportunista y desluce un filme que, de por sí, salvo destellos gracias a los dos actores principales, no presenta grandes alicientes, más allá de una ambientación lograda y música a juego.