Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Drama Biopic sobre el intelectual austriaco Stefan Zweig, centrado en los años de exilio del famoso escritor y activista social. Zweig fue uno de los personajes más irrepetibles del siglo XX. Como judío se vio obligado a huir de su país debido al régimen nazi. En su huida hacia adelante, se refugió en París primero y, más tarde, en Londres, pero Zweig acabó huyendo de Europa junto a su esposa a Sudamérica, instalándose finalmente en Brasil, ... [+]
8 de mayo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stefan Zweig gozó de gran popularidad en nuestro país durante los años 50 y parte de los 60. Recuerdo que mi madre me hablaba de sus maravillosas biografías. Luego cayó en desuso, por así decirlo, como si fuera un autor apolillado y anacrónico que ya no interesaba. Durante décadas, fue borrado del mapa literario. Pero un día, siguiendo la corriente que empezaba a propagarse por Europa, un editor culto, sensible y valiente llamado Jaume Vallcorba empezó a publicar de nuevo sus libros desde su editorial, Acantilado, en diáfanas y precisas traducciones. Cuando cayó en mis manos El mundo de ayer, su autobiografía, comprendí la tremenda injusticia del ostracismo al que se le había castigado. Para comprender la Europa de hoy es preciso leer esta obra maestra, que nos acerca a la esencia del autor.
La película que nos ocupa no es un biopic al uso. Traza una semblanza del personaje en cinco o seis bloques, fechados entre 1936 y 1942, cuando decide suicidarse en compañía de su segunda esposa. Y es entonces cuando empezamos a entrever algunas cosas: Zweig recala en Brasil, pero es un hombre no sólo de otro país, de otro continente, sino de otra época. Es un hombre algo pusilánime, superado por las circunstancias. Cuando en el capítulo concerniente al congreso de escritores antifascistas se le pide un compromiso, "mojarse", podríamos decir, calla y otorga. En el primer capítulo, gozosamente rodado sin mover la cámara en ningún momento, siguiendo los movimientos, como si se tratara de una coreografía, de los invitados al banquete en homenaje a Zweig, éste no duda en afirmar que Brasil significa el futuro del mundo, algo incongruente si pensamos que el país estaba gobernado por una dictadura militar, y si tomamos nota de que de todos los invitados son blancos, van bien vestidos, se disponen a comer viandas al alcance de pocos brasileños, y se trata de un evento más publicitario para el gobierno que otra cosa. Hay otro momento, ya avanzada la película, en que alguien le echa en cara, cortésmente, eso sí, sus palabras de elogio a ese gobierno que le exhibe como un trofeo. Y finalmente, ese postrer acto de quitarse la vida, es otro ejemplo de esa falta de valentía ante el mundo de hoy, porque él vive en el de ayer, en el de su familia pudiente, en el de su vida de viajero incansable y lujos incesantes. En la carta de despedida aduce que es incapaz de esperar a que el mundo cambie, y ante el temor de que el nazismo extienda sus tentáculos al resto del mundo, hace mutis por el foro. Ejemplar ese epílogo, en el dormitorio donde la pareja ha acabado con su vida, rodado con la cámara apuntada hacia el espejo de un armario ropero, ante el cual van desfilando las personas que desean darle su último adiós. En un momento dado, alguien mueve la puerta y se nos concede la ocasión de vislumbrar un instante a la pareja acostada en su lecho de muerte, como pálidos reflejos de los seres humanos que fueron antes de su acto trascendental.
Es posible que la película no aporte un acercamiento minucioso al personaje de Stefan Zweig, pero no creo que esa fuera la intención de Maria Schrader. En la película, también nos está hablando de la Europa de hoy, por eso los momentos de esa vida rica y pletórica están elegidos con sumo cuidado. Por supuesto, sin la labor asombrosa de Josef Hader, que se mete literalmente en la piel del escritor austríaco, la película no sería la misma. Hacía tiempo que no veía una encarnación tan competente y profunda. Me gustaría destacar también la breve aparición de Barbara Sukowa, que Fassbinder nos descubrió en Berlin Alexanderplatz y Lola, en el papel de primera esposa de Zweig.
Película muy recomendable en estos tiempos de tremenda confusión.
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow