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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Drama En 1957, doce años después de la II Guerra Mundial (1939-1945) y del fin del Tercer Reich, el Fiscal General Fritz Bauer se comprome a detener a los criminales nazis. El hecho decisivo es la localización del Adolf Eichmann, miembro clave de las SS. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Bauer, fiscal general de la República Federal alemana, socialista y judío, aunque ateo, dedicó su vida al estudio y persecución del nazismo, si bien es ampliamente conocido que la administración Adenauer dio cobijo a muchos nazis, probablemente nada arrepentidos. Él fue quien informó al estado de Israel del paradero de Adolf Eichmann, con la condición de que debía ser juzgado en Alemania. Como de costumbre, los israelíes, en su mejor tradición, le tomaron el pelo, secuestraron a Eichmann y le ahorcaron después de someterle un juicio bufo, a mayor honra y gloria del sionismo. Bauer murió en circunstancias extrañas, aunque no se pudo probar que el presunto suicidio fuera otra cosa.
La película se adhiere a la corriente del thriller político, y a pesar de que conocemos las circunstancias y el desenlace, consigue mantener la tensión durante sus 105 minutos, sin decaer en ningún momento. Cuenta para ello con la excelente interpretación de Burghart Klaussner, visto recientemente en El puente de los espías y 13 minutos para matar a Hitler, y un grupo de secundarios que dan lustre a una narración ejemplar. La fotografía en tonos ocres de Jens Harant y una música muy adecuada de Christoph Kaiser y Julian Maas acaban de redondear la función. Hurga en los recovecos del sistema alemán de la época, infiltrado de nazis disfrazados de demócratas, y sus esfuerzos por impedir los avances del fiscal hacia la detención de Eichmann. Como consecuencia de esta guerra sorda, se desarrolla una trama paralela relacionada con la presunta homosexualidad de Bauer y su fiel ayudante, a quien chantajean con unas fotos comprometidas. A veces, me daba la impresión de haber vuelto a los buenos tiempos de Elio Petri o Damiano Damiani.
En suma, una cinta muy satisfactoria que conviene ver para no olvidar. Aunque da la impresión de que, en los últimos tiempos, todo el mundo se ha vuelto muy desmemoriado.
Eduardo
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