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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
8
Thriller Nueva Jersey, mediados de los 60. Richard Kuklinski, un hombre frío de origen polaco, lleva una doble vida: es a la vez un implacable asesino a sueldo de la mafia pero también un padre de familia casado con dos hijas. (FILMAFFINITY)
11 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que The Iceman es una película impresionante, un gran logro en el enorme erial del cine estadounidense actual. Sin concesiones al espectador ni a la comercialidad, Ariel Vromen plasma el retrato de un asesino implacable que, al mismo tiempo, aparece como marido y padre de familia amantísimo (aunque en la vida real le daba tundas sin cesar a su sufrida esposa). De menara que no nos enfrentamos a un tipo unidimensional, sino que sabemos de sus tormentos y agonías, por ejemplo, esa infancia que le marcó, con un padre alcohólico y brutal que mató a palos a su hijo mayor y consiguió convertir en psicópatas a los otros dos.
La película narra la ascensión y caída de Richard Kukilinski, doblador de pornos en primera instancia, asesino a sueldo después (se dice que cometió más de cien asesinatos a sangre fría, entre ellos el de Jimmy Hoffa). Asistimos a su vida cotidiana, las relaciones con su mujer y sus hijas, sus amigos, todo ello intercalado con diferentes "trabajos", que nos demuestran su modus operandi y su absoluta falta de escrúpulos; somos testigos de una conversación en la cárcel con su hermano, que cumple condena por haber asesinado a una menor, bajo la hipnótica mirada de Michael Shannon, en una interpretación escalofriante, que aconseja tal vez no pasear con él una noche oscura por un barrio desierto. Fuera del círculo acogedor de su familia, se mueve en un mundo de monstruos, seres carentes de toda empatía, de sentimientos que no sean los necesarios para ganar dinero y llevar una vida de crápula.
Como un entomólogo, Vromen analiza minuciosamente un cosmos poblado de animales salvajes que luchan por la supervivencia. Hay momentos de tensión casi insoportable porque, si el mundo es así, yo quiero apearme. Winona Ryder, resucitada tras un largo período de desaparición, da la réplica con autoridad a Shannon, quien si no ganó el Oscar es porque, en efecto, la justicia no existe. Imagino que la película debió estomagar a los señores de la Academia, acostumbrados a cosas más digeribles.
Al final, ya detenido y encarcelado, Kuklinski no manifiesta el menor remordimiento. Había que hacer eso para sobrevivir, para tirar adelante, y punto. Cosas de la vida. No recomendable para paladares delicados.
Eduardo
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