Jon Favreau, el inútil de los Iron Man, vuelve al ataque y se encalla de nuevo. La idea de la mezcla que anuncia el título tenía su intríngulis, pero al poco de iniciada la película ya vemos que ni el western ni la trama de SF van a darnos excesivas alegrías. Ah, pero salen Craig y Ford juntos. ¿Y qué? Uno pone cara de Putin y el otro tuerce la boca varias veces, su único gesto actoral reconocible. En medio hay algunos tiroteos y salen unos cuantos aliens como salidos del Nostromo, dando saltitos y secuestrando humanos para... ¿qué? ¿Analizar la raza humana? Si eso se hace en un plis plas, hombre: homínidos recién bajados del árbol que se creen mucho más de lo que son. La peli avanza a trompicones y, para colmo, cuando Olivia Wilde sale desnuda, la cámara se eleva y nos impide disfrutar de su trasero. Así no jugamos, caramba. Vale decir que me mantuvo despierto hasta el final, aunque no sé si el mérito hay que atribuirlo al pimpampum de la banda sonora. Decepcionante.