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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
5
Intriga. Thriller. Cine negro En la pequeña ciudad de Ogden, el detective Harry Graham investiga el asesinato de una mujer que fue asesinada mientras caminaba cerca de la escuela secundaria local, en la que el profesor de música Lois Conway trabaja... (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esther Williams gozó de una fama extraordinaria durante los años 40 y 50. Todo el mundo conoce la archisabida frase: "Mojada era una estrella". Sus fastuosos musicales acuáticos recaudaban millones y millones de dólares, y en nuestro triste país se convirtió en una especie dé ídolo popular (al fin y al cabo, los trajes de baño permitían ver más carne de la que solía tolerarse). Como todo, el filón tiende a agotarse, y tras La amada de Júpiter, un delirante musical kitsch con Howard Keel como Aníbal (no el Caníbal), que se saldó con un rotundo fracaso comercial, Williams probó otros derroteros y salió casi por primera vez sin bañador en este melodrama con toques (pocos) de noir, Sombras en la noche. Después, caería en las garras del Rey de las Camas (Fernando Lamas) y su carrera terminaría en 1963 con la vergonzante La fuente mágica, una producción... ¡española! dirigida por su marido.
En la cinta que nos ocupa, Williams interpreta el papel de una profesora de música que trabaja en el instituto de uno de esos poblachos norteamericanos que ya nos conocemos de memoria. Como es guapa y pizpireta, algunos alumnos se pirran por ella, en especial Leonard (John Saxon, con mucho pelo), que le escribe cartas, digamos "explícitas". El padre de Leonard es un monstruo que odia a las mujeres porque su esposa le abandonó (nada de extrañar), y trata de cortar de raíz toda relación de su hijo con chicas. A todo esto, una joven ha aparecido asesinada, y el apuesto jefe de la policía local (George Nader, mediocre compañero de productora de Clint Eastwood, que conocería durante los años 60 un gran éxito en Alemania, con la serie de Jerry Cotton) anda tras el asesino. Hace tiempo que la colección Bang Bang Movies nos da gato por liebre. Es cierto que ha desenterrado cosas muy interesantes, pero no es negro todo lo que reluce, y Sombras en la noche es, ante todo, un melodrama como la copa de un pino, en bonito technicolor. Dirigida por el probo Harry Keller, que hizo un poco de todo y acabó dirigiendo comedias amables tipo Tammy y el doctor, la cinta centra su interés en la enfermiza relación padre-hijo, y algo menos en el romance Williams-Nader. Consignar que el argumento original es obra de Lawrence B. Marcus y la actriz Rosalind Russell, que pensaba protagonizar la película, pero cuando se rodó ya era demasiado mayor para el papel. En suma, una rareza a degustar sin grandes expectativas.
Eduardo
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