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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
27 de diciembre de 2016
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trata de recordar algún chiste de tu padre, cualquiera.
A no ser que nacieras en una familia de comediantes, recordarás esas ocurrencias rancias y simpáticas, que algún día fueron testimonio de lo invencible que parecía tu progenitor, y luego eran tonterías insoportablemente infaltables en las comidas familiares.
De alguna manera, cuando dejan de hacernos gracia es cuando empezamos a hacernos mayores.

'Toni Erdmann' es justo eso.
Un chiste de padre, el mejor que hayas oído nunca, tratando de sacarle la sonrisa a una hija.
Dicho chiste está contado por Winfried, un triste animador que viaja Bucarest para encontrarse con su hija Ines en su cumpleaños, armado de toda la inocencia que le da su trabajo rodeado de niños y ancianos sonrientes.

La decepción no viene porque el chiste ya no tenga gracia alguna, sino porque el entorno de Ines es una maraña de relaciones comerciales, en la cual debes aparentar siempre seriedad pero también ocurrencia, ser elegante pero espontáneo, alabar gente sin poder soportarla... la pregunta de Winfried no parece tan fuera de lugar: "¿eres realmente humana?".
Feliz cumpleaños, hija desconocida, y feliz caída del guindo, papi.
Demasiada frontera entre el sistema que mueve al mundo y la sencilla vida de un buen hombre que sólo busca unas risas.

La solución pasará entonces por el Toni Erdmann del título, un personaje con el pelo (y dientes) que Winfried guarda para sus actuaciones, cuyo objetivo es llevar a cabo la mejor de todas: un inimitable número, con el que intenta que su hija Ines se de cuenta de lo grotescos y repulsivos que son los primates con trajes caros que la rodean.
'Toni Erdmann' podría convertirse a partir de entonces en una plena comedia, y aunque tiene sus puntos, nunca quiere llegar ahí.

Porque entre Toni e Ines se empieza a fraguar un entendimiento mutuo, que tiene más de lento esfuerzo por comprender que de absoluta incomunicación entre los dos. Toni enfrenta los dilemas de Ines, y ella se atreve a continuar sus ocurrencias.
No hay inversión de papeles, pero sí un estrafalario cariño que anima a la tiesa ejecutiva a soltarse y despreocuparse por los contratos perdidos o los acuerdos no cerrados.

Ines empieza a comprender que todos participan de tu broma si te la crees lo suficiente, si te la tomas tan en serio como Winfried se ha tomado su papel.
Puede que incluso haya gente que no la comprenda, pero merece la pena hacerla si con ello se rompen las convenciones sociales que nos convierten en intrascendentes maniquíes: como sorprendente terapia de choque, Ines se desnuda ante los contactos que intentaba impresionar.
Y, por primera vez, podría decirse que es ella la que controla la situación, y no a quien controlan.

El chiste, a fuerza de buscar su gracia, deja de ser rancio, y parece más un agradecido escudo contra los sinsabores de la vida que una insoportable tontería.
Pero lo mejor, tras haberlo pasado, es reconocer a un padre que sigue cuidando de Ines, a su bonita y peculiar manera.
Charles
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