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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Ciencia ficción. Terror Durante un viaje en el espacio rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para colonizarlo, la tripulación de la nave 'Covenant' descubre una señal proveniente de lo que creen puede ser un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil... Secuela de "Prometheus" (2012). (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se está convirtiendo en costumbre, pero vuelvo a no entender las críticas negativas.
Convengamos que 'Alien: El Octavo Pasajero' es un mito del cine, un clásico inalcanzable y una rarísima combinación ganadora de talento, momento y azar. Nada la va a superar ni a sustituir, estará en las estanterías de los aficionados por siempre, a la espera de ser descubierta por todas las generaciones que quedan por venir.
Una vez hecha esa puntualización de dar a cada cosa su momento y lugar... ¿qué hay de malo en juguetear con una mitología existente, sobre todo si se hace de maneras novedosas y diferentes?

'Alien: Covenant' no es algo nunca visto, pero tampoco se ve todos los días.
No es un viaje placentero, y disfruta de sus aristas más siniestras e incómodas, lo que en época de fantasía espacial aséptica ya debería ser motivo de celebración.
Pero, sobre todo, no es la película original, y renuncia a ser un "grandes éxitos" de la saga por satisfacer la memoria de espectadores que buscan rememorarlos en el cine una vez más.
Se pringa, se revuelve, ataca y estalla como un xenomorfo: no tiene problemas en convertirse en un perturbador drama sobre la Creación y nuestro moribundo papel dentro de ella, quizá porque la saga ya ha tocado todos los palos, y le falta abordar la clase de circunstancias que darían luz a su estrella principal, una aberración tan perfecta como monstruosa, tan efectiva en su destructivo objetivo como horripilante cuando se ha revelado carente de orden natural.

¿Cómo se creó el Alien? ¿por qué?
Y Ridley Scott se vuelve loco (algo bueno tiene que traer la tercera edad) y manda la pregunta más lejos: ¿cómo nos creamos nosotros?.... ¿por qué motivo?
David se cuestiona esto mismo el día de su toma de conciencia, y es algo que le acompañará toda su vida. Un androide perfecto dándose cuenta de que procede de padres imperfectos.
Por si acaso su dilema no quedó lo suficientemente claro en 'Prometheus', aquí se vuelve a subrayar, con el agravante de que partió en una expedición para buscar a unos dioses que... sorpresa, tampoco eran perfectos.
Un círculo triste e infinito de errores biológicos cimentan la historia de la Creación, y los seres humanos llamamos a eso perfección.
Pues vaya, solo se puede decir.

Años más tarde, la tripulación de la Covenant aterriza en un paraíso perdido, un mudo edén que guarda en su silencio un latido de muerte.
Volvamos a empezar, en otro mundo, en otra galaxia, otra infinita colección de errores biológicos.
Con otro David, rebautizado Walter, y habiendo apagado en él la llama de una creación que solo a los humanos se le reserva.
Pero, si algo nos ha enseñado esta Creación sin sentido, es que el verdadero paraíso probablemente no se diferencie mucho del más perfecto infierno.

Hay que apreciar la doble pirueta mortal que se ha querido ejecutar en esta historia, estuviera planificada o no: se han recogido los restos sobrantes y sobresalientes de 'Prometheus' (por otro lado, una serie B terrorífica de lo más simpática, con tonterías incluidas) liderados por el fascinante David, se ha afinado el fondo filosófico-existencialista que hay tras la creación de una criatura que es puro mal, y se ha inyectado al conjunto de un terror misterioso, genuino y monumental.
Estamos solos en el universo.
Damos bandazos de aquí para allá, buscando creadores o creando, y en realidad seguimos siendo la célula que por azar se multiplicó, que por error evolucionó.
Eso no existe en una criatura como el Alien: sale de su huevo, deposita su larva en un anfitrión y crece desde el interior, alimentándose imparable y único. En un mar de errores biológicos, él es pura perfección, el único acierto que desde el principio fue creado sirviendo a un fin específico.
"¿Qué ojo o mano inmortal pudo trazar tu aterradora simetría?"; podría haberse citado a William Blake hablando sobre él, y no sería la referencia menos culta en una película que ya menciona a Byron y Shelley sin ningún tipo de reparo, con todo fundamento además.

Al final, sí, es posible que quede la cosa algo pretenciosa.
Pero me gustaría pensar que para Ridley Scott todo eso son las típicas tonterías soltadas en una charla de bar para hacerte el culto: puede que aporten algo, pero a la larga son una excusa fetén para soltar al bicho de siempre, haciendo lo que más nos gusta. Y de sangrientas erupciones, truculencias corporales y tensas persecuciones va sobrada la cosa.
Repito, 'Alien: El Octavo Pasajero' es cojonuda. No le hace falta un "por qué".
Pero si la respuesta es "porque es demasiado perfecto para nosotros"... pues es la más retorcidamente adecuada que podrían haberse inventado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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