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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Terror. Thriller Seis años después de la violenta muerte de su marido, Amelia (Essie Davis) no se ha recuperado todavía, pero tiene que educar a Samuel (Noah Wiseman), su hijo de seis años, que vive aterrorizado por un monstruo que se le aparece en sueños y amenaza con matarlos. Cuando un inquietante libro de cuentos llamado “The Babadook” aparece en su casa, Samuel llega al convencimiento de que el Babadook es la criatura con la que ha estado soñando. ... [+]
2 de febrero de 2015
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas "de miedo" hay muchas. "De terror", bien pocas.
Normalmente se distingue las segundas de las primeras por sus temas: anclados en la realidad, frutos de la mente humana. Recovecos de nuestro subconsciente que nos recuerdan que, más de una vez, el enemigo nos atenaza desde dentro.

'Babadook' se abre como una fábula perversa sobre el monstruo, el hombre de saco.
Viene en nuestra hora de necesidad, se alimenta de nuestros mayores temores y se hace fuerte en nuestra imaginación. Su sombrero de copa y manos alargadas (magnífico diseño, hundiendo las raíces en Mélies y Caligari) asomando en la oscuridad son el aviso de que hemos vuelto a llamarlo.
¿Llamarlo? Sí, porque una vez más, le hemos llamado. Hemos dejado que se instale, que se pasee por donde quiera y revuelva a placer. No hay terror más visceral que aquel que, sin darnos cuenta, ya hemos dejado entrar.

Es Amelia quien le ha dejado entrar, como salvavidas de una vida miserable, asediada por los recuerdos del pasado e incapaz de perdonarse a si misma.
La radiografía de la decepción vital que hace la historia no debería subestimarse: evitando cargar las tintas, se va llenando el espacio de esos incómodos momentos sociales (el trabajo insatisfactorio, la maternidad que no cesa, la soledad que se arraiga...) que a más de uno se nos atragantan cuando nosotros mismos no encajamos en ese orden, tan cuadriculado y perfecto, tan rígido y odioso, un simple trauma basta para desestabilizarlo y por eso se rechazan, debes ser como los demás (el yugo del trabajo perfecto, la vida sentimental solucionada que no satisfactoria...).
A todo eso, el Babadook tiene la respuesta. No implica que a Amelia le vaya a gustar.

Su hijo Samuel ve la llegada de ese ser implacablemente, y se prepara contra él.
Mis felicitaciones por haber creado un niño increíblemente odioso sin querer redimirle de ninguna manera, hay veces que los niños pueden ser así, como un grano en el culo que apetece extirpar de una vez por todas.
Vemos cada diminuto detalle de molestia de Samuel amplificado a mil por esa falta de sueño y de ganas que caracteriza a Amelia, y porque a veces ser madre no es ningún regalo. Y sin embargo, 'Babadook' encierra una reflexión sobre la maternidad tan sincera como desarmante: aún a pesar de todo, esos locos bajitos pueden tener más de una vez la respuesta, y pueden querernos más de los que les queremos nosotros a ellos.

En el fondo, la historia de Babadook es doblemente aterradora, por el monstruo que va infectando cada rincón de la decepción, pero sobre todo por el entorno urbano fruto de esa decepción.
La casa de Amelia es solitaria, demasiado vacía, arrancada de unos recuerdos felices que nunca volverán, y así se nos recuerda en cada plano sostenido de Amelia frente a la teletienda de madrugada, dejándola cada vez más acorralada, más propensa a pensar que la vida se ha cebado injustamente con alguien que no lo merecía (y merece menos el abandono posterior).

Aún con ello, 'Babadook' construye un mensaje sorprendentemente optimista: la felicidad, o el poder correr tras ella, se puede encontrar para (o pese) a nosotros mismos.
El monstruo seguirá durmiendo bajo la fachada. Pero eso no tiene por qué estropear el día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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