No suelo escribir parrafadas tan largas pero me niego a cortarle la piel a mi crítica de esta película.

Es el mismo Pedro de siempre, transgresor y eso sí más curtido y rozando la perfección, aunque tocando sutilmente y de forma magistral bastantes géneros cinematográficos. Que esta película supusiera una evolución en su carrera me tenía preocupado, cuando alguien como él lo hace suele ser a peor, hacia un cine más superficial o un producto comercial, no es ni de coña el caso, no veas que alivio.

Estuve esperando en la entrada del cine delante de esas pantallitas que te dicen "Espere" o "Puede pasar", cuando faltaban diez minutos empezó a salir bastante gente, así que supuse que eran los que salían de ver la película. En estos casos intentas que no te llegue ningún comentario del tipo "No veas que final más malo" o "Qué fuerte que la yonki de Marisa Paredes haya matado a un travesti en un karaoke", pero no, la peña salía conmocionada, callada, mirando al suelo, como si les hubieran pegado a todos una bofetada, luego lo entendí claro.

Al costumbrismo y atrevimiento habitual del cine cerdo y desobediente de Pedro, hay que sumarle un suspense y un ritmo que sin llegar a convertir la película en un thriller, le confieren una piel sutil pero suficiente para acongojar y envolverte de lleno en una historia que en el fondo es muy cruda, pero que acaba dejando el filete final al punto, convirtiendo la historia en una bellísima fábula, donde uno se llega a plantear la verosímilitud de los personajes como si de un cuento se tratara. Si hubiera que hacer un símil de esta película al respecto de la nueva evolución de Almodóvar, habría que mirar hacia Mr. Night Shyamalan con esos personajes humanos que parecen animados y ese aura que alumbra la historia hasta tener que frotarte los ojos, cuyas películas son igualmente erróneamente etiquetadas como thrillers de terror por los mismos críticos de pacotilla.

Lo que nos cuenta el cineasta manchego es la rabia y el grito contra una sociedad superficial, donde la envoltura manda y donde se teje y maquilla una piel que nos impide ver que el verdadero ser, la verdadera belleza, el verdadero sexo y también que la crueldad y nuestros instintos más primitivos, están en nuestro interior. Haciéndolo además levántandote esa piel y sacando tus sentimientos para dejarlos bien visibles, a no ser que seas una de esas amebas que ha sido capaz de darle un suspenso a esta película en su crítica.

Almodóvar enlaza recursos y temas bastante peligrosos de cara a la crítica de forma tan silenciosa que casi ni se percibe, se pasa la película andando sobre el borde de un precipicio, pero para acabar tirándose y caer de pie. Antonio Banderas está inmenso, cuánto daño le ha hecho Hollywood al bueno de Antonio.

Obra maestra.