Akira Kurosawa, el gigante japonés, se tiene que ir necesariamente a los bajos fondos de Tokyo para buscar la pistola que pierde imprudentemente el policía novato Mifune. La historia está anclada en una época durísima para la sociedad nipona, en plena reconstrucción postbélica, por lo que los ecos neorrealistas son muy evidentes, además de Alemania y Roma, también hubo un año cero en Japón. La gente es miserable cuando lo único que tienes es una cartilla de razonamiento de arroz, cuando los vestidos de los escaparates son ofensivos, cuando la vida ha de transcurrir en un cuartucho hecho con maderas porque te han robado el petate y sobre todo, te vuelves miserable cuando los sueños de una vida mejor te llevan por el mal camino. Hay dos vidas paralelas que traza Kurosawa con maestría, por un lado el recién policía que opta por el camino bueno y por otro el criminal. A ambos les roban el petate al volver de la guerra pero cada uno escoge su camino. La pistola Colt está ahí como nexo.

Todos podemos entender al miserable, alguien que no tendrá cara y ojos para nosotros hasta el final y que se da cuenta de lo fácil que es obtener dinero tras el primer tiro. La investigación que hay detrás, el thriller "cuentabalas", se encalla por momentos y a Kurosawa le cuesta dos horas explicar su película, creo yo que algo exagerado. Como exagerado es el histrionismo de Mifune, que cada vez que oye la palabra Colt se pone a gritar y a llorar. Personalmente meterse en el estadio de béisbol me ha dejado frito, así como todo las anteriores maniobras de Mifune para encontrar a alguien que puede vender armas robadas.

Sin embargo la tensión la mantiene como debe el maestro Kurosawa, nos enseña la dura supervivencia de esos momentos y a su asfixia social le suma una temperatura estival pegajosa. Este es el gran elemento del que Kurosawa saca rendimiento pleno, el calor. No he contado las veces que los policías hacen uso del pañuelo para secarse el sudor pero deben ser varias veces por escena. Esa temperatura, ese agobio, Kurosawa lo ofrece de forma excesiva y consigue traspasarlo más allá de la imagen para darle al espectador la misma sensación de agobio. Brillante, sencillamente brillante.

Tengo que explicar en la parte oculta de mi opinión lo más destacable, no quiero ser aguafiestas...