Lo primero que se me ocurre decir sobre "Hay que matar a B." es que es una película con un guión muy cuidado, muy sólido, con una historia que no parece que vaya ir más allá del infortunio del protagonista. Sorprende que llegados a un punto determinado lo que le vaya a suceder al camionero, pobre inmigrante que se busca la vida lejos de su tierra, sea lo de menos, se produce un cambio en el que el interés pasa a ser lo que no vemos, lo que desconocemos, los hilos que manejan las vidas de los demás, el poder oculto.

Es una lástima que no se trate de una película más reconocida, es triste observar que en el panorama actual es muy difícil encontrar casos de películas tan bien trazadas, tan redondas, bien pensadas, con buena intriga. Creo que no le favorece la realización de corte televisivo y que los actores no sean españoles, pero no tengo duda que "Hay que matar a B." le da cien mil vueltas a cualquier película actual, sea con firma de aquí, de allí o del otro lado. A mí el contexto en el que se engloba la historia me parece muy interesante, en un país sin identificar pero con unos hechos que a todos nos suenan. Huelgas, incertidumbre política, crisis económica, revueltas sociales... Y por en medio pasa A, o B, qué más da, seres anónimos que son usados por C, el poder oculto y desconocido que lo maneja todo.

Hay mucho de Costa-Gavras, creo que es una película que hace reflexionar acerca del mal intrínseco que arrastra el ser humano. ¿Y las interpretaciones? Todas brillantes, una maravilla. Creo que se merece mayor reconocimiento, es una película a reivindicar, redonda, sin fisuras, no deja ningún cabo suelto y el desaliento final es para pensar y pensar... Merece más nota, más incluso que la que yo le pongo.