Los felices años veinte estaban a punto de acabar y claro, ellos no lo sabían. Hasta el más pobre podía vivir con esperanzas reales de una vida mejor, y bastaban unas pocas acciones para poder optar a un futuro con estudios universitarios pagados a tu hija. Nadie sabía que a la vuelta de la esquina todo cambiaría en unos pocos días, de repente los de arriba ya no volaban alto, o sí, tal vez volaban por última vez desde una ventana de un rascacielos neoyorkino. El contexto de la película es muy sugestivo y he querido empezar haciendo mención de ello porque me parece que la ambientación es maravillosa.

Para mí, desde luego, no es la mejor película de Kazan, y eso pese a que cuenta con la exposición de un romanticismo que podría haber funcionado mejor. No acaban de explotar del todo, la pareja enamorada deja pasar una buena oportunidad ya sea porque él no consigue controlar los impulsos de la entrepierna o porque a ella se le desajusta alguno de esos engranajes malditos del cerebro que dejan de funcionar bien en el peor momento. El resumen es que fue suya, sí, y pudo acabar con ella, también, pero ya sea por el crack del 29 o porque el destino debía ser otro para ellos finalmente sólo quedará en su memoria el recuerdo. Romanticismo puro para muchos, algo artificial para otros. Aquello de "el esplendor de la hierba y la gloria en las flores" funcionó y sigue funcionando. Admito que la escena de Natalie Wood en clase es buenísima, seguramente lo mejor, pero a mí no me ha convencido demasiado, al menos no tanto como a la mayoría.