Mi opinión se suma a la de otros que no han visto al mejor Lubitsch en esta comedia floja, lejos de la perfecta "Ser o no ser" o con el magnetismo de "El bazar de las sorpresas". Tengo el consuelo de que hay bastantes voces críticas como la mía, y es que mis palabras sólo pueden describir una película cuyo mensaje no me parece muy sugestivo, una película demasiado larga y que apenas tiene momentos de grandeza con los que su director en muchas otras ocasiones me ha seducido completamente.

La vida del protagonista es ejemplar, no se muestran momentos con los que llevar la duda razonable hasta el punto de cuestionar el lugar que le corresponde a su alma. Es un burgués acomodado que no me ha producido grandes simpatías, ni de adolescente ni de adulto, cuando llega a la entrada del infierno todos sabemos que el diablo dirá que no por el título del largometraje, pero es un no tan evidente que no se me ocurre nada bueno que decir sobre una idea tan pobre. La excesiva ñoñería y cursilería (para mi gusto) de Lubitsch en otras ocasiones las salvaron diálogos ágiles y picantes, con una ironía punzante y subliminal que otras veces me he comido a gusto... Aquí hay poco de eso, muy poco.

No quiero decir que sea un despropósito de película, algo tiene, de otra manera en lugar de un 5 le calzaría un par de estrellas menos. Desarrolla una fotografía, en este caso en color, a la altura de los grandes maestros... Pero me he reído poco, esa es la verdad, aunque concretamente en una de las ocasiones me ha parecido el mejor Lubitsch, el que esperaba encontrar. Me refiero a los padres de la chica desayunando uno en cada lado de la mesa, brillante de verdad, lástima que sólo haya sido ese pequeño fulgor. Esperaba más.