Vaya, voy a tener que irme al spoiler a explicar lo más llamativo de la película, que es un final con el que Wayne, redundancia en mayúsculas, ponía fin a su dilatada carrera como actor. Antes de llegar a esas últimas escenas hemos tenido que sufrir a una Lauren Bacall que con la edad perdió toda su presencia, todo lo contrario que nuestro protagonista, que ciertamente en "El último pistolero" llega a un pueblo entrando en el S.XX con la percepción general de hombre duro, sin escrúpulos asesino sin compasión.

Sin duda, la recreación del pueblo es una maravilla: las casas por dentro y por fuera, tranvías tirados a caballo que se mezclan con los primeros automóviles... Y un Stewart que aparece como diciendo 'yo a tu despedida no podía faltar'. Wayne es uno de los más grandes, al lado de Ford o al lado de Siegel. Sus grandes momentos ya pasaron, pero aquel que haya disfrutado de su presencia no debería pasar de largo de aquí, una despedida discreta en una película justita, pero con un final muy digno.