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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Drama. Cine negro Bill, un boxeador entrado en años, está convencido de que aún puede ganar combates. Su mujer, por el contrario, quiere que lo deje para empezar una nueva vida. Su mánager, convencido de sus nulas posibilidades, acepta amañar su siguiente combate sin siquiera decírselo. Obtuvo excelentes críticas por las escenas de boxeo y por la vibrante interpretación de Robert Ryan. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si me gusta "Nadie puede vencerme" es porque es cine que se mete en las entrañas de la vida de un boxeador, aunque el duro deporte que practica Robert Ryan sea algo muy ajeno al espectador es posible entender una existencia como la suya marcada por la derrota. Robert Wise se mete en los vestuarios donde el sudor, las esperanzas y las quejas de los púgiles están comprimidas en el escaso espacio de esas cuatro paredes. Unos salen y otros vuelven, la suerte es dispar mientras Ryan espera su turno.

El papel de la sufrida pareja que decide no ver el combate es esencial, es un punto de apoyo emocional maravilloso y claramente portadora de la esencia de la película. Porque ella también lleva sufriendo todos esos años de peleas, muchos años de esperanzas perdidas y cree que ya se ha llegado al límite.

Que sea una película precursora del cine "en tiempo real" no es sólo un detalle más, es una manera de hacer cine arriesgada porque dentro de la película hay un combate con sus cuatro asaltos, con su público alborotado, la campana que suena cuando debe y las apuestas detrás de la oreja de quienes se dan de leches. La descripción en tan escaso tiempo del submundo del boxeo es ejemplar. Lógicamente me quedo con el lado humano, con el valor de un hombre acabado, alguien que arrastra tristeza y veteranía, un fracasado que debería pensar en dedicarse a otras cosas. Ella lo sabe y él lo niega porque espera acertar dando ese "último gran golpe". Pero en realidad todo es esperar, siempre, toda la vida esperando a ese golpe que nunca llega y cuya ausencia arrasa con tristeza sus vidas. Son pocos los marcados por el éxito y Robert Ryan siempre será uno más que pertenece a la mediocridad.

En poco más de setenta minutos hay tiempo para dejarse atrapar por una historia que pese a su previsibilidad es difícil no sentirse afectado. Será que la mayoría de nosotros en parte nos sentimos perdedores y cuando vemos a uno delante nos desmontamos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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