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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Drama. Romance Norte de Francia 1920. Casi dos años después de acabar la Primera Guerra Mundial, una bella y elegante mujer sigue intentando tener noticias de su marido, un militar desaparecido en el frente. Desplazada al aún desolado lugar de los sangrientos combates, conoce al comandante Dellaplane, responsable de una sección del ejército francés encomendada a la búsqueda e identificación de las víctimas de la guerra, pues miles de soldados ... [+]
29 de julio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es mala idea contextualizar una película cuando ya todo ha acabado y el espacio que queda resultado de años de guerra es un desastre. La vida ya no se la juega uno en las trincheras y su valor aumenta, las bombas están enterradas y escondidas, igual que los cadáveres, y la ilusión por una mejor vida ha de ser el imperativo que defina la existencia de aquellos que han sobrevivido. Mucho cine bélico y poco post-bélico. Pero esa rareza no la hace mejor porque sí, es un buen punto de partida, original y prometedor. Y Tavernier, a mi juicio, vuelve a ganar la partida.

Habrá quien no encuentre química entre la pareja protagonista, habrá quien no se crea el amor. Eso es algo que se mueve por los caminos de la subjetividad. A mí me convence. He visto dos veces la extraña declaración de amor de ella y la tardía contestación en forma de epístola de él y las dos veces me ha emocionado. No hay que darle más vueltas, o te emociona o no.

Hay más material que queda pendiente de valorar y no es poca cosa, no sólo es el comandante y la viuda. La película es una suma de aciertos en cuanto a las decisiones que toma el director del uso de la cámara, la dosificación de la información y el peso que juega el papel del comandante que, todo hay que decirlo como es, cuenta con una interpretación espectacular por parte de Noiret.

Las conversaciones de los personajes muestran a menudo una tristeza infinita, pero también esperanza. No quedan árboles, la ternera que se comen con judías es de dudosa calidad y la situación de desconcierto es absoluta. Por eso hombres como el comandante Noiret que intenta poner orden es imprescindible. Y va y se nos enamora, ya ves. Su personaje es imperdible; ¿por qué callaste estúpido?; ¿por qué no pronunciaste esas dos palabras?; escríbelas luego cien veces, mil si hace falta, ya da igual, el tren que tenías delante pasó y lo lamentarás lo que te queda de vida. Mientras, nosotros nos quedamos con un lirismo que se ve muy pocas veces.
Luisito
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