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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
7,2
971
Documental Wim Wenders se acerca hasta el universo creador y el paisaje vital de Yasujiro Ozu, uno de los pilares fundamentales del cine japonés. Pero el realizador alemán no se limita a reflejar lo que inspiró a Ozu, sino también a radiografiar un país en continua metamorfosis. (FILMAFFINITY)
6 de junio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todo lo que Werner nos ofrece en su película habrá quien sienta fascinación por las imágenes de ese Tokio de los años ochenta que ya no existe, que ya es lo que fue, y habrá quienes hinquen la rodilla con las entrevistas a Chishu Ryu y al operador de cámara y asistente de Ozu durante la mayor parte de su carrera. En todo caso, "Tokyo-Ga" es el homenaje sincero de un hombre ya metido hasta el cuello en el mundo del cine que solamente un año atrás había demostrado su sensibilidad con la excepcional "París, Texas".

Werner explica muchas cosas interesantes sobre el cine de Ozu, cosas que la mayoría que lleguemos aquí ya sabemos, pero él siente la necesidad de explicar esas cuestiones para demostrar su respeto y su veneración al director japonés. Podría callar su admiración, podría callar ese indudable sentimiento por la obra de Ozu, pero son los años ochenta y no duda en ponerse la cámara al hombro para filmar la ciudad que tantas y tantas veces retrató en sus películas el maestro japonés. Lo mismo en un restaurante que en la calle o esos trenes que pasan y evocan, cómo no, a Ozu.

Por eso es tan importante lo propiamente cinéfilo (ese Chishu Ryu real es impagable) como el Japón coetáneo que nos planta ante nosotros. La película, el documental, es admirable porque es evidente que se realiza desde el más sincero respeto hacia una de las figuras más importantes de la historia del cine. Se nota que los hilos que mueven a Werner son los de una necesidad, es un imperativo interior.

Claro, también entra el nivel personal del espectador. En mi caso, como en otros muy pocos casos, siento también ese imperativo interior que hace que vuelva y vuelva al cine de Ozu constantemente. Cada equis tiempo tengo que volver a alguna de sus películas para saciar mi sed, algo que me alinea con quienes también muestran ese respeto por el director japonés y en última instancia, ya rebosante de coherencia por una vez, me impulsó a ver el documental de Werner.
Luisito
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