La adaptación a la gran pantalla de la genial novela de Milan Kundera resulta en una obra espesa y atrevida, donde el peso recae sobre las relaciones amorosas de los cuatro protagonistas, y no tanto en las profundas reflexiones del libro. Aun así, hay cierta carga filosófica, pero quizás resulta demasiado escasa, haciendo que uno no llegue a comprender del todo a los personajes si no ha leído el libro.
La idea fundamental sobre la que gravita la obra es la contraposición del peso y la levedad. El hombre carga con un gran peso sobre sus hombros, el peso de sus responsabilidades, compromisos, promesas, etc. Los hombres son animales de carga, y solo unos pocos logramos liberarnos de estas ataduras y volar libres por el cielo azul del querer, no del deber. Aun así, este nuevo aire de libertad conlleva sus peligros, y podemos caer en el abismo de la ansiedad, del tedio, de la falta de agarres al suelo, pudiendo perdernos para siempre. Pero la libertad, ay, la libertad, siempre merecerá la pena por muchos riesgos que conlleve.