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España España · Madrid
Voto de horacio:
8
Romance. Drama. Musical Alain (Gérard Depardieu) es un popular cantante de salón que vive sólo para sus actuaciones. Marion (Cécile De France) es una joven de 27 años que acaba de llegar a la ciudad, trabaja como agente inmobiliaria, y es madre soltera de un niño de 5 años que tuvo con un hombre al que ni siquiera quería. A Marion la vida no sabe dónde le lleva hasta que conoce a Alain. Él, por su parte, finge que está buscando una casa sólo por pasar el tiempo con ella... (FILMAFFINITY) [+]
21 de enero de 2009
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras él canta nosotros bailamos, coqueteamos, aspiramos a una larga noche de pasiones y alegrías sensuales.

Mientras él canta nosotros envejecemos, nos quedamos dormidos bajo el ronroneo de su voz, soñamos despiertos.

Mientras él canta le adivinamos fatigado, al borde del colapso cardiaco que en realidad tuvo el sensacional actor que lo interpreta, porque está demasiado gordo, demasiado solo, demasiado inquieto por la hermosa rubia más joven, terriblemente callada con quien compartirá muchas cosas, la mayoría de las veces inapresables.

Mientras él canta e intenta redescubrir un destino a la medida de sueños que no sabía que tenía, la hermosa rubita parece deambular desnuda, aunque siempre lo haga vestida.

Chanson d´amour se titula en realidad como una de las más interesantes canciones de la película: Cuando yo era cantante... pero todo el film es una canción de amor a menudo mal realizada, incompleta, con más silencios y misterios de los apetecibles, pero también con una carga tan atractiva de sentimientos contenidos que produce emociones de una carga profundamente rica, inolvidable.

Y además está el gran Depardieu para convencernos una vez más de que aún en malas condiciones físicas, posiblemente las peores en mucho tiempo con su natural facilidad para engordar y adelgazar, sigue siendo uno de los monstruos sagrados de la interpretación mundial. Hay que verlo en los extras divirtiéndose como un niño que se sabe divo adorado por el público.

No moverse ni un ápice cuando acaba la película. Sigue en los créditos como un epílogo peculiar que despierta sonrisas y a la vez permite al director homenajear definitivamente a su estrella preferida, su vedette absoluta.
horacio
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