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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Drama. Intriga A un joven y ambicioso agente del FBI, Jack Solomon (Jack O'Connell), le encargan investigar a la estrella de cine francesa Jean Seberg, cuando la actriz se ve envuelta en el tumultuoso movimiento por los derechos civiles a finales de la década de 1960 en Los Ángeles. La relación de Seberg con el activista de los derechos civiles Hakim Jamal (Anthony Mackie) la convirtió en blanco de los despiadados intentos del FBI de interrumpir, ... [+]
21 de julio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de una atmósfera muy conseguida de cine negro, crece la demencial persecución del FBI (comandado por una bestia nazi como Hoover) a la bella rubita famosa que nació en Estados Unidos pero regresa con el aval de ser una estrella en Francia. Con ello y el dineral que le pagarán para actuar en el musical más raro de la historia del cine, La leyenda de la ciudad sin nombre, ella apoya la causa de los negros en su lucha por los derechos civiles, da cuantiosas sumas y se acuesta con el guapo líder. No puede haber gesto más irritante para la derechona yanqui y van a por ella, y mientras destruyen su imagen pública acaban con la organización de los Panteras Negras.
Finales de los 60 muy bien presentados con un valioso diseño de producción que perfila la dramática soledad de la actriz. Crece adecuadamente el clímax de intriga y es de felicitar que no haya regodeo cinéfilo, pues de la Leyenda de la ciudad sin nombre la referencia la pone el espectador; en la película sólo dos cosas. La frase que Seberg dice a su agente, "es la historia de un ama de casa y dos tarugos", antes de ser contratada en lugar de Shirley MacLaine, y la canción principal que canta Eastwood el día del estreno. Nada más. Ninguna otra referencia.

La tragedia de Seberg en una insólita película americana que parece francesa con su capacidad de contención dramática, su banda sonora exquisita, su fotografía fantástica, y las interpretaciones que sostienen todo el entramado con inquietante sobriedad. Entre otros aciertos, la casi "invisible" presencia del marido de Seberg, el escritor Roman Gary, tipo extraño que adoró a su esposa, incluso después de separarse.

Kristen Stewart, fascinante porque recuerda maravillosamente a Seberg. A lo largo de la película, desnuda o poco vestida, Kristen nos remite a Jean y recordamos a ésta en un puñado de películas inolvidables. No tuvo una carrera óptima... Esta película restituye su aura de preciosa diva demasiado ingenua para sobrevivir en Estados Unidos, liberada de ataduras, felizmente promiscua: un país que en los 60 era un infierno de prejuicios y maledicencia en manos del abuso de poder del FBI como policía política propia de un régimen dictatorial.
horacio
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