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España España · Madrid
Voto de horacio:
4
Drama. Comedia Marcos y Susana, dos hermanos que rondan los sesenta, viven en un continuo y cómico enfrentamiento. Sus vidas y sus temperamentos son completamente distintos, pero se ven obligados a afianzar su relación tras la muerte de su madre. Susana, con una personalidad entre avasalladora y delirante, y que siempre hace los bussines en la familia, convence a su hermano Marcos, un orfebre culto y sensible, para que compre una vieja casa en un ... [+]
7 de julio de 2010
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero el fraude: el trailer y los carteles publicitarios invitan a ver una comedia-dramática con un toque de sainete porteño; hay tradición en el cine argentino de este subgénero, así que prometía, más aún tratándose de estos actores: Antonio Gasalla, un actor cómico excepcional que empezó a brillar en los años 70 y luego encontró fama y fortuna en personajes femeninos; creador de transformismo paródico de gran agudeza social, sorprende gratamente en este personaje peripatético; Graciela Borges, diva del cine desde los años 60, una de las pocas actrices célebres argentinas que nunca hace televisión ni teatro: aquí borda un papel de solterona con manía de grandeza, un poco como si parodiase los personajes neuróticos de la burguesía que tantas veces interpretó. Y por último, Elena Lucena, una señora que hoy bordeará los 90 años, aquí interpretando a la madre y a la hermana de la madre; la Lucena fue cantante, vedette, actriz-cantante de musicales, todo un personale de la farándula porteña.

Con todo este material en manos de un director avezado como Burman, enganchado por tráiler y campaña esperaba humor y crítica social. Pero se queda en una letanía melancólica que aburre más que divierte, sin crecimiento dramático, exclusivamente sostenida toda la película por el talento de sus actores. Pero no es suficiente. Para colmo hay un injerto de teatro alternativo o independiente que chirría por los cuatro costados.

Eso sí, en los créditos hay un epílogo muy brillante; lástima que la película no mantuviera esa ironía, esa capacidad de fantasía durante el resto del metraje o, por lo menos, en gran parte del mismo.

Lo mejor: además de sus protagonistas, el homenaje y la parodia —al mismo tiempo— de un personaje de la TV argentina: Mirtha Legrand, aunque me temo que los no nativos no entenderán el significado de esta insistencia en la película: se habla y se ve un par de veces a la Legrand en la pantalla chica: es la admiración de la chica con manía de grandeza. Y es que en Argentina esa señora es un fenómeno siniestro que adoran millones de argentinos. Desde los años 70 tiene un programa en el que come con gente famosa o gente destacada en los sucesos. Son entrevistas que ve todo el mundo y todo el mundo las comenta. Ha suspendido por vacaciones, por acontecimientos políticos y por la muerte de su marido y de uno de sus hijos. Esta ex actriz cuando sale en esta película es una auténtica momia: tiene más de 80 años que sólo se reflejan en sus horribles manos, pero por lo demás es una guapa señora de eterna sonrisa multioperada, que empieza su programa presentando el modelo que luce para la ocasión. Reflejarse en ella es lo más para esta mujer de la película, una clasemediera que suele simular una importancia social que jamás ha tenido. Menuda reflexión, pero contada de manera abúlica. Excepto el epílogo, claro.
horacio
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