En un tiempo en el que la regresión del mejor western está en auge, nos llega este nuevo ejemplo de una venganza personal repleta de tensión y golpes de ingenio.

Liam Neeson ya se sabía que ibar a estar más que correcto, pero la mayor sorpresa es Pierce Brosnan, realmente sobresaliente en esta película, quizás lo más sorprendente de la misma.

La narración está en completa y musculosísima tensión, aunque algún escape de tensión, sobre todo al final podría haber resultado mejor, pero aún así siempre se mantiene en un más que correcto nivel.

Con todo, un buen homenaje al antiguo western, recomendable y muy entretenido.