Hace sesenta y nueve meses puntúe esta serie, alucinado por la originalidad de la primera temporada, con un suculento ocho. Ahora he resucitado, he vuelto de las penumbras, y siendo objetivo, Prison Break es el mayor pedazo de mierda que jamás he visto, y me duele decírtelo a la cara... La primera temporada, incluso la segunda si me apuras, eran jodidamente buenas. El suspense te mataba, los personajes eran tan buenos que podrían haber sacado una colección de cromos, ya sabéis: T-Bag: fuerza 60, inteligencia 90, velocidad 69... La trama no podría ser mejor, y el ambiente de western (¿?) de la serie hace que estemos siempre deseando que ciertos personajes se enfrenten, como si fueran dinosaurios. Genial, original, bien pensada. A los anales de la historia de la tv pasará Abruzzi, por ejemplo, interpretado por el gran Stormare. Y hasta aquí puedo leer. ¿En qué se ha convertido Prison Break? En la gran chorrada, como diría mi estimado Buenafuente en el bonito discurso en homenaje a Pepe Rubianes, un desaparecido prohombre que marcó nuestras vidas profundamente. Me limitaré a resumir qué es para mí la cuarta temporada. Una forma mierdosa y tonta de acabar una serie que jamás debería haber pasado de la segunda temporada, haciendo un melting pot donde todos los personajes carismáticos tienen cabida. Da igual que todos sean unos sanguinarios y máquinas de matar (soy máquina de guerra, de gerra ya de paso) y que cada 5 minutos alguien sea masacrado por la mierda de compañía esa, una superorganización que parece tener tantos miembros y MIEMBRAS que supera la población mundial y que mete las narices hasta en la venta de estiércol. Da igual que Mahone haya matado al padre de los superhermanos Scofield y Barrows, ahora son colegas bien avenidos. Da igual que Bagwell sea un asqueroso psicópata violador, ahora, como bien expliqué ayer en casa, a golpe de acción ha vencido todas sus patologías. Y da igual que no seas más que un imbécil, ahora la compañía te quiere en el ejército (tío Sam) y debes trabajar para ellos. En fin, mucho sexo y mucho de nada, pero esta serie es una mierda. Yo me quedo con el disco de Calle Ilusión de Alex Ubago, otro gran prohombre sólo superado por Rubianes o Platón.