Haz click aquí para copiar la URL
Voto de alexsespinar:
7
Drama El pintor holandés post-impresionista, Van Gogh (Willem Dafoe), se mudó en 1886 a Francia, donde vivió un tiempo conociendo a miembros de la vanguardia incluyendo a Paul Gauguin (Oscar Isaac). Una época en la que pintó las obras maestras espectaculares que son reconocibles en todo el mundo hoy en día.
22 de junio de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta no es la única película que narra la vida de Vincent Van Gogh, uno de los mejores pintores jamás conocidos. A lo largo de la historia del cine han sido varios los largometrajes que cubrían la vida de este excéntrico genio de la pintura; desde el reciente Loving Vincent (absolutamente recomendable por ser una especie de película-óleo) hasta el ‘Lust for Life’ de Minelli con la presencia del eterno Kirk Douglas.
Sin embargo, en esta nueva adaptación, su director Julian Schnabel, nos obsequia con una muy buena recreación de los últimos años del artista post-impresionista desde una perspectiva hasta ahora desconocida: la vertiente más sensible, inocente y humana. Siempre es interesante conocer algo más sobre el gran Vincent Van Gogh y en este caso ahondaremos en su lado más personal; descubriremos sus temores, su pasión por la pintura o la fuente de inspiración que utiliza a la hora de entender y ejecutar su arte, a pesar de que en vida a penas vendiese ningún cuadro. Y por supuesto presenciaremos ese enloquecimiento que le llevó al trágico final que ya todos —o casi todos— conocemos, incluyéndose en ésta, una nueva versión de los hechos inédita hasta ahora.

La historia de ‘Van Gogh: a las puertas de la eternidad’ nos sitúa a finales del siglo XIX cuando Vincent huye de Paris para refugiarse en el pequeño pueblo francés de Arles (Auvers-sur-Oise). Una vez ahí, veremos su descenso a los infiernos, donde parte de la población le abrirá los brazos como es el caso de su amigo y también pintor Paul Gauguin, mientras que otros harán que pierda la cabeza por completo.
También seremos partícipes de la relación con su hermano y también artista Theo Van Gogh con quien tiene una gran relación y admiración.
En Arles es donde un hipersensible Van Gogh encuentra su fuente de inspiración que radica únicamente en la belleza de la naturaleza y en sus colores, además de ser el pueblo donde Vincent creó sus mejores y más famosas obras. Pero por otra parte, en Arles es donde encontrará su mitad oscura, esa que le llevó a tener problemas con la sociedad, que le hizo ser más solitario, reservado y menos sociable hasta el punto de perder la poca cordura que le quedaba y ser tildado de loco.

Si hay algo que nos deja en claro el director, es que Willem Dafoe era el perfecto elegido para interpretar al pintor holandés y eso se traduce en que empatizaremos desde el inicio con el protagonista gracias a una brillante actuación: nos hará parte de su sufrimiento, de lo feliz que le hacía pintar, de esa locura que le llevó como impulsado por una fuerza de la naturaleza a no parar de pintar y pintar, y en definitiva a la comprensión de su excéntrica vida, todo magnifica y sutilmente dirigido por parte de Julian Schnabel, que logra sin duda emocionarnos. El cineasta, también artista, pintó algunas obras e introdujo algunos rasgos del actor dentro ellas para darle más realismo si cabe. El mismo Dafoe, que no negaré que se le da un aire al mismísimo Van Gogh, aprendió a pintar para encajar más en el papel, por lo tanto podremos observar en algunas secuencias parte de sus genuinos trazos. Con esa visión renovada de Schnabel, Dafoe clava la actuación mostrando una cara distinta del artista, algo más sensible y vulnerable y no tan vanidoso como le conocíamos en la vida real.
No en vano, su excelente actuación le sirvió para estar nominado a un Oscar que a la postre no se llevaría.

La fotografía a cargo de Benoit Delhomme es sencillamente sublime. Disfrutaremos de planos en plena naturaleza y a todo color donde Van Gogh se inspira a la hora de crear sus pinturas. Atardeceres y amaneceres infinitos y saturados con un juego perfecto de luces, en lo alto de una colina o en las llanuras en medio de la nada, todo siempre nutrido de colores vivos y de un contraste muy plástico donde se da forma a una experiencia audiovisual única. Es un ejercicio de poesía visual pocas veces visto y donde el espectador quedará totalmente hipnotizado y a merced de la belleza con la que se nos narran los acontecimientos. Otro elemento que dota de un extra de belleza al filme es su sutil banda sonora a base de piano que ensalza aún más la maravillosa fotografía.

Sin embargo, algo que no ha acabado de convencerme es el repetido uso de la famosa ‘cámara en mano’ y en primerísimo plano subjetivo que tanto gusta a directores como Terrence Malick entre otros. Si bien es algo que se busca y se hace intencionadamente para introducirnos más en la piel del propio artista y así ver el mundo desde su propia perspectiva hasta llegar a su resquebrajamiento psíquico, creo que a veces se abusa en exceso y el resultado es negativo, comportándose la cámara de una forma algo brusca o torpe tanto cuando la mueven y la acercan como cuando la alejan rápidamente.

El ritmo del film es aceptable aunque irregular y en ocasiones da la sensación de pecar de ser algo lento pese a sus 106 minutos de duración. Hay que tener en cuenta que estamos viendo la película de un artista, por lo tanto para aquellos que conocemos la biografía y las costumbres del genio, así como otras películas que tratan sobre él, no nos cogerá por sorpresa.

Concluyendo mi reseña, Julian Schnabel nos muestra una cara más sensible, poética y renovada del mítico pintor, gracias a un buen guión, a una cuidadísima fotografía y con la ya mencionada interpretación sensacional de Willem Dafoe, que logra encarnar al pintor a la perfección y no solo por su asombro parecido físico, sino porque logra que el espectador se sumerja y sufra junto a él los últimos momentos de su nublada y perturbada vida. En su contra, el ritmo peca de ser algo plano, haciendo que decaiga y obvie algún que otro hecho histórico que no aparece. Dicho lo cual, me parece ‘Van Gogh: a las puertas de la eternidad’ es una obra de arte visual, una experiencia casi poética de la ultima etapa de uno de los genios más grandes de la historia. Muy recomendable.
alexsespinar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow