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España España · Oviedo
Voto de Sícoles:
8
Ciencia ficción. Aventuras Ambientada treinta años antes que "La guerra de las galaxias" (1977), muestra la infancia de Darth Vader, el pasado de Obi-Wan Kenobi y el resurgimiento de los Sith, los caballeros Jedi dominados por el Lado Oscuro. La Federación de Comercio ha bloqueado el pequeño planeta de Naboo, gobernado por la joven Reina Amidala; se trata de un plan ideado por Sith Darth Sidious, que, manteniéndose en el anonimato, dirige a los neimoidianos, que ... [+]
26 de agosto de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
— Combatió usted en Etiopía. Combatió al fascismo en España.
— Bueno, ¿y qué?
— ¿No es curioso que siempre estuviera en el bando de los desafortunados?
— Sí, resultó una afición muy cara.

En este brillante diálogo de Casablanca (1942), Victor Laszlo evidencia la aparentemente insensata debilidad que Rick Blaine siente por las causas perdidas. Parece ser que últimamente me identifico con este comportamiento casi suicida, que a nivel cinematográfico se puede traducir en la defensa de ciertas películas: aquellas repetidamente vilipendiadas por los espectadores. No sé si motivado por esta especie de compasión o por ansias de llevar la contraria, hace unos meses critiqué positivamente Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), de lejos, la peor valorada de la saga. Ahora me propongo hacer lo propio con La amenaza fantasma, entrega que se ha convertido en una de mis favoritas de Star Wars.

El primer aspecto encomiable son los personajes que se nos presentan, y es que están inteligentemente definidos y estrechamos lazos de afecto genuinos con ellos. Capitanea el episodio Qui-Gon Jinn, hombre humilde, honorable, valeroso, que sirve para ilustrar al Maestro Jedi ejemplar. Aunque haga gala de una sabiduría algo impostada, es un protagonista por el que sientes apego,¹ en parte gracias a Liam Neeson, que, desde mi punto de vista, lo clava.

En cuanto a los demás personajes, creo que están bien perfilados por una sencilla razón: porque me importan. Ya sea Obi-Wan, Padmé, o Anakin y su madre debido a su condición de esclavos. En El ataque de los clones (2002), por ejemplo, no me la puede sudar más lo que le ocurra al Anakin adolescente —quizás por culpa de la actuación de Hayden Christensen—, y como consecuencia he pillado algo de manía a dicha entrega.

A Jar Jar Binks le han llovido collejas por doquier y es comprensible. Sin embargo, a mí no me resulta tan molesto. Proporciona una pequeña dosis de humor claramente dirigida a los niños, pero no en detrimento de la épica de las grandes escenas (como sucede en Los últimos Jedi [2017], episodio en el que la comedia eclipsa con frecuencia los momentos dramáticos, dándole una horripilante sensación de parodia). En realidad, si exceptuamos sus intervenciones, queda una de las películas más serias de toda la saga.

Y qué decir de Darth Maul. Un antagonista que, sin apenas diálogo, inspira un temor cerval en cada aparición (en ese sentido me recuerda mucho al villano epónimo de Capitán América: El Soldado de Invierno [2014] que siempre he admirado). Gustó tanto entre los fanáticos que incluso lo reciclaron para otros trabajos pertenecientes al canon de Star Wars.

En el apartado visual, la cinta es la más equilibrada de las seis iniciales. Equilibrada porque logra una apariencia espectacular y orgánica al mismo tiempo. Soy de los que piensan que unos efectos excesivamente digitales roban verosimilitud a la acción, y es exactamente el principal problema que tengo con los episodios II y III. Cabe mencionar que la trilogía de Disney es impecable en este aspecto.

El vestuario, el maquillaje y la peluquería también ayudan. La caracterización de Padmé como reina, por mentar una, es fantástica. Además, la ambientación consigue transportarte a los exóticos y misteriosos lugares de la galaxia: el plano alucinante de Qui-Gon y Obi-Wan buceando hacia la ciudad submarina, con esas luces que resplandecen bajo el agua, es una prueba fehaciente de ello.

La amenaza fantasma es la primera película de la saga en orden cronológico, y había de cumplir con el cometido de ampliar un universo muy limitado hasta entonces. En mi opinión, llevó a cabo esta labor de expansión magistralmente, mostrando nuevos planetas, la Antigua República, el apogeo de los Jedi, el regreso de los Sith... Aportó también una mayor complejidad, sobre todo política. No es un largometraje abstruso, ni mucho menos, pero hay que reconocer que se aleja ligeramente de la austeridad argumental de la trilogía original.

Por último, cuenta con una de las mejores batallas de sables de todo Star Wars. Muchos detractores incluso afirman que es lo único salvable del episodio.

No sé, puede que le rasque más virtudes de las que posee. Lo cierto es que la aberración perpetrada por Disney —especialmente la falta de originalidad y el tono— me ha hecho revalorizar la trilogía precuela que, con sus defectos, se esfuerza en contar su propia historia. Y no soy el único al que le ha asaltado este pensamiento.

De todas formas, nunca se sabe cómo puede cambiar la opinión de uno. Por ejemplo, en este último visionado de la saga lloré al final de El retorno del Jedi (1983), episodio que nunca había tenido en alta estima. Por tanto, no dudaré en retractarme en el futuro si se da la situación. Mi perspectiva actual es que La amenaza fantasma es una película valiente y con alma, que demuestra devoción por el Universo Star Wars y sus seguidores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sícoles
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